Cambio de sentido

Una "cuestión administrativa"

Las cuestiones administrativas son la democracia misma tratando de evitar la arbitrariedad y la cacicada

A estas alturas del desarrollo del sistema democrático en España, una sólo espera un poco de calma y normalidad en el proceso electoral de su tierra, y no esto de que desde Madrid nos manden para representar a la extrema derecha a una alicantina de paradero incierto pero que se siente de Salobreña de toda la vida. Es lo que pasa con los populismos y su espectacularización barata de la política, cualquier cosa la convierten en un circo de tres pistas, un pasacalles verbenero, en una estampa entre costumbrista y onírica que ni pintada por Romero Resendi.

Hasta donde sabemos (sin necesidad de que nos salgan llagas en el culo, como le salieron a Olona, dice que de empollar la oposición a la abogacía del Estado), la ley indica que para presentarse cualquiera a las elecciones de Andalucía necesita tener la nacionalidad española y "la condición política de andaluz", y eso se concreta administrativamente en tener la vecindad en cualquiera de los municipios de la comunidad. Que la presunta candidata de Vox a nuestras elecciones pretenda hacer las cosas por el artículo 33 (que es a lo aspira el autoritarismo) no nos sorprende. Antes bien, es de agradecer cada gesto soez, el tonito de sus palabras, cada disfraz estrambótico -en el Congreso a lo Tejero, en la feria de brochazo valleinclanesco a un Romero de Torres- que, como si se tratara de un cuento de Chesterton, la revela. Lo que resulta realmente turbador es que Juanma Moreno sostenga que no le gustaría que la cabeza de cartel de Vox se quede fuera "por una cuestión administrativa". Alguien debiera recordarle que, en democracia, las "cuestiones administrativas", como las leyes, las ordenanzas, los decretos, los pliegos de condiciones, requisitos, concursos, oposiciones, o -sin ir más lejos- el plazo para inscribirse en el registro de la Junta Electoral, son el sistema mismo intentando garantizar la legalidad, la legitimidad, la convivencia, la igualdad de oportunidades, la justicia social… cosas de esas que están en contra de la arbitrariedad, la poca vergüenza y la cacicada. Olona dice que lo que pasa es que le tienen miedo. A ella, per se, ni vestida de torera. A una ideología que se revuelve contra quienes no son, piensan, viven, forman familias, rezan, se prosternan ni se ayuntan como y donde ellos, y que ni siquiera cree en la autonomía a cuyos gobiernos aspira, sí, tela. La mayor parte de las gentes de Andalucía -a las encuestas me remito- no queremos nada de eso.

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