Tribuna

Santiago Gómez Sierra

Obispo de Huelva

Las cosas de Dios

El obispo de Huelva ofrece su tradicional mensaje de Navidad a la Diócesis con una invitación a encontrar al Hijo de Dios "en la humildad de una gruta y no en grandezas humanas"

La vorágine de consumismo, de luces y de cantos, de alegría externa, no logra acallar los gritos de un mundo que sufre, que sufre la guerra, la injusticia, la opresión, la mentira, el egoísmo. Y las palabras del evangelista Lucas, en medio de todo ese ruido que puede apartarnos de lo más veraz de estos días navideños, son como aquel susurro del viento a través del que el profeta Elías experimentó la presencia de Dios: “Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre” (Lc 2, 16).

Es ese susurro, de que algo grande ha ocurrido en una gruta, el que llevó y sigue llevando hacia ella a multitud de personas, sobre todo los pobres, que buscamos a Jesús, a Dios hecho hombre, en la sencillez del pesebre. Y esa escena, esa tierna escena, sí que rompe todos los ruidos, todo el fragor de las batallas y cañones, el silbido de las bombas, el malestar de las malas palabras y las malas acciones. Ese susurro de la presencia amorosa de Dios entre unos pañales provoca que vayamos a adorarle.Como decía Benedicto XVI, “si algo merece prisa –tal vez esto quiere decirnos también tácitamente el evangelista– son precisamente las cosas de Dios”. Por eso nuestra actitud ante el Nacimiento del Hijo de Dios requiere prisa para adorarlo, y dejar otras prisas que nos conducen hacia ningún sitio. Son las “cosas de Dios” que se haga presente en la humildad de una gruta, y no en grandezas humanas. Son las “cosas de Dios” el hacerse presente en la historia humana por la acción del Espíritu Santo, sin intervención humana, pero para hacerse plenamente Hombre y plenificar nuestra humanidad.

En la Noche Santa de la Navidad podremos encontrarlo en medio de nuestras familias, en medio de nuestras calles, en el rostro de tantos hermanos que pasan por la enfermedad, por la pobreza material o espiritual. En todo rostro estamos llamados a encontrarlo y venerarlo, pero, especialmente, os invito a encontrarlo en la Eucaristía, en la Misa del Gallo, donde el Hijo de Dios, nacido de la Virgen María, se hace presente en el Pan y el Vino que nos dan la vida. ¡Nazcamos místicamente con Jesús! ¡Feliz, muy feliz Navidad!

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