Tras no poder permanecer ya más noches en las Cocheras del Puerto, se disponían a buscar aposento y refugiarse antes las frías y húmedas noches onubenses de diciembre. Tiraba de un burrito Felipe, que montaba la amazona Pilar, cansada y molesta, escoltada siempre por su Mariló Ponce y atentamente asistida por María de la O, la cual le aconsejaba que parase. Sufriendo como un onubense más la peatonalización y las obras, a paso lento del cansado asno, con calle Puerto aun patas arriba, Ella decía querer seguir y disfrutar del alumbrado de su Nacho. “¡Qué bonita está Huelva!”, repetía cansada y emocionada…

Al llegar por Espronceda, y con tan solo un puñado de caramelos de Caja Rural que les echó en las alforjas al verlos pasar José Luis García-Palacios, un agradable olor a guiso les sorprendió. El chef municipal, perfectamente ataviado, Pepe Fernández, y su pinche de cocina, un tal Pepe Fiscal, andaban haciendo de las suyas en los fogones. Wences, que casualmente andaba haciendo “un directo” en la Plaza de Las Monjas, no dudó en guardarse el móvil al verlos. Agarró aquel burrito y, al grito de ¡Viva España! les guió mientras informaba a Felipe que no les faltaría de nada, ofreciéndoles cobijo definitivo en el Consistorio.

Manuel Gómez, Mari Tere, María José Pulido y Baluffo mostraban su emoción al verlos llegar, mientras Carnicerito exclamaba al verlos “¡estos entran en la tercera de palio, que me falta gente!”. Mónica Rossi no llevaba mirra encima pero enseguida les ofreció algo calentito de un termo de tila que ella suele tener a mano. En el interior del Consistorio resonaba una sonanta rociera, y nada más entrar, al ver a don Pedro Rodríguez, don Enrique Pérez Vigueras y don Enrique Figueroa, pensé que era el Coro del Lazareto, o que asistía a un musical de Triana Pura. Pero nada de eso, la fiesta estaba bien montada.

Daba el tono Paco Millán; Manuel Jesús con la pandereta me recordaba los sones de La Moni; Francisco Muñoz hacía sonar la botella de anís; marcaba el compaás un cajón del maestro Alfonso Castro; y unos sones de Jerez corrían a cargo de la zambomba de Gabriel Cruz bajo la supervisión del gran Vieira, ¡jangarilla puro! Al cante los Jaime, Curro Moro, Fátima Báñez (Petronila, a destiempo, se esforzaba en integrarse y coger el tono pero no había manera) y el gran Ángel Sánchez le tocaba las palmitas sordas a un David Toscano con buen quejío… Antonio Carrasco no paraba de grabar y mirar al milímetro cada detalle. Y algo apartados, y preparándose su villancico, dos cortos en uno, calentando voces Willy, Rúper, Juana Carrillo y Jesús Amador. En otro corrillo, el presi Juanma Moreno Bonilla, Loles López, Manuel Andrés y Carmelo he oído que se preparaban El tamborilero a capela… (Voy a por clínex).

¡¡Vámono mi gente buenayy!!

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