
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Vox y el temblor de piernas
Confabulario
Según parece, el Gobierno de la Junta de Andalucía está pensándose adelantar los comicios regionales, dadas la buenas perspectivas que se le ofrecen. Unas perspectivas que, probablemente, se han visto acrecentadas por la cuestión del “supositorio” del cupo, cuyo calibre, en palabras de don Josep Borrell, antiguo secretario de Estado de Hacienda con Felipe González, es “demasiado grande para que pase de una vez”. También decía el señor Borrell que la financiación catalana pactada recientemente “no es federal, ni progresista, ni generalizable”. Todo lo cual viene a cuento porque la enfermera encargada de suministrarnos tal lenitivo (un lenitivo sospechosamente parecido a una grave enfermedad crónica), no es otra que la candidata a la Junta de Andalucía: doña María Jesús Montero, a la sazón ministra de Hacienda y vicepresidenta del Gobierno de España.
También rogaba don Josep a su partido que no le “hagan comulgar con ruedas de molino”, refiriéndose al mismo asunto. Ruedas que, como cabe suponer, vendrán ya camino de la Andalucía, para que las aceptemos con el gracejo y el salero que nos caracteriza. El hecho de que el Gobierno de la nación quiera infligirle a la mayoría de los españoles un serio daño económico estructural, en beneficio de una de sus regiones más prósperas, solo es explicable en términos de una ambición personal desmesurada e infausta. Ahora bien, si la población agraviada acepta con naturalidad tales ofensas –caso de que así ocurra–, quizá debiéramos atender a los mecanismos psicológicos que Fromm recoge en sus obras, referidos a la docilidad de las masas. En tal sentido, que las expectativas electorales de la señora Montero no sean halagüeñas en Andalucía, resulta lógico y predecible. Que el Gobierno de la nación, aun sin presupuesto, pretenda culminar esta portentosa hazaña de la desigualdad, única en la democracia española, no invita, sin embargo, al optimismo.
Estamos, como puede apreciarse, en manos de Freud. Al símil sádico-anal del “supositorio” señalado por don Josep Borrell, se le añade la fijación oral de las “ruedas de molino”. Por una vía o por otra, nuestros traumas fiscales y electorales se verán sometidos a una gran tensión en los próximos meses. Eso sí, aún no sabemos si de una vez o por etapas, como pronosticaba don Josep.
También te puede interesar
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Vox y el temblor de piernas
La ciudad y los días
Carlos Colón
Triunfo del talento y del público
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Repliegue reflexivo
Crónica personal
Pilar Cernuda
Huele a elecciones
Lo último