He tenido la oportunidad -que agradezco de corazón- de visionar en privado, antes de que llegue al gran público en las salas de proyecciones, la película Vida cercana a la muerte dirigida por Lahcen Majid y producida por Rihab Borud.

La cinta aborda aspectos de la problemática existente en la región norte de África, incluyendo los existentes entre lo que hoy es Marruecos y Argelia, iniciando su conteo desde 1884 hasta nuestros días, pasando, claro está, por la creación del grupo de liberación Sur o el discurso de Mohamed V, contando con el apoyo documental tanto escrito como audiovisual existente sobre dicha materia.

También, cómo no, se aborda el nacimiento de lo que terminaría denominándose Frente Polisario, las duras y tensas relaciones con Libia, la evolución del movimiento separatista y el mantenimiento en la zona de una guerra fría latente y persistente que llega hasta nuestros días.

Lahcen Majid aborda los hechos descritos en una composición que nos pega a la butaca, angustiosa por lo dramática, donde se mezclan todos los elementos propios de cualquier territorio que haya de soportar un conflicto bélico: el terror, la impunidad, la pérdida de la humanidad, la impotencia, la soledad del vencido que nada entiende y clama a los dioses todos, y la representación de esa parte que habita en el ser humano y que, una vez desbocada, nos lleva a la irracionalidad y a tratar a la otredad como a animales: la barbarie, vamos.

La tortura, el castigo, la infamia desplegada, la cosedad, la anulación de derecho alguno, la muerte indiscriminada de civiles, la imposición por la fuerza -de las armas o del terror psicológico-, el uso del espanto como instrumento… en fin, esos elementos que toda guerra contiene y que nos anula como seres portadores de derechos, según lo establecido en todas las convenciones internacionales, y que, los señores de la guerra, y los vendedores de armamento, se pasan por donde sabemos.

La preparación del guión de la película ha requerido tres años de investigaciones y el hablar con muchos de los protagonistas reales de ambos bandos en liza. En definitiva, una historia bien contada que nos asoma al balcón del horror.

Mi reconocimiento a la productora Rihab Borud por darme la oportunidad de visionar la cinta antes de que llegue a la pantalla grande, en donde seguro estoy, tendrá una magnífica aceptación tanto en los cines de Oriente como de Occidente. Mil gracias.