La ganadora del Premio Planeta Sonsoles Ónega.

La ganadora del Premio Planeta Sonsoles Ónega. / H.I. (Huelva)

El domingo, cuando casi alcanzaba la media noche, vibró mi móvil con una notificación que me indicaba el nombre de quien había obtenido el Premio Planeta: Sonsoles Ónega. Rápidamente pinché, si eso es posible, en la pantalla del teléfono para ir al interior de una noticia escrita con premura y errores de diversa índole, donde desentrañaban algunos datos de la obra ganadora, Las hijas de la criada. Desconfío mucho de estos premios, pero hay una poderosa atracción en lo que mueven, y cada octubre me pica esa tradición curiosa de saber quién se hará con este galardón (me ocurre igual con el Nobel de Literatura, o el Adonais y el Loewe). En este caso, encaja que una editorial quiera vender sus libros, que tenga a alguien que escribe en su casa, o más bien en su residencial, y que tiene por las tardes un programa con bastante audiencia. Un magnífico win-win. Y aún no sabemos si el libro es bueno, pero los de Planeta se dedican a vender novelas, así que podemos asegurar que nada de perritos pilotos que ya fueron mal en otros tiempos. Pero más allá de la mercadotecnia, me quedé con el regusto positivo de que hubiera sido una mujer, en lo que va de siglo ya van diez que lo ganan (Carmen Mola aparte). En el cómputo global, son diecinueve de sesenta y tres ediciones. Así que bienvenido el reequilibrio.

Cuando uno se dedica a trazar la historia de la literatura española ante una clase acaba excusando la ausencia femenina en los tiempos pretéritos, en las rémoras sociales y culturales. Pero en estos tiempos no nos valen esas excusas sin señalarnos con el dedo. Quizás no se haya enterado, pero ayer lunes fue el Día de las escritoras. Así, sin más adjetivos. La fecha se debe al lunes más cercano al 15 de octubre, aniversario del fallecimiento de la poeta Santa Teresa de Jesús. Para este año el tema era el placer, la alegría y la risa de las mujeres, como contrapunto a ese silenciamiento pasado y como invitación a la fiesta. Así que unámonos a esa fiesta de la palabra, esa fiesta de ayer, de hoy y de mañana. Y no hay que irse muy lejos si alguien quiere descubrir autoras, destacando el hermoso proyecto de Viblioletas, coordinado por mi admirada Teresa Suárez, Diputación mediante, con talleres, charlas, encuentros, y nutriendo a distintas bibliotecas de la provincia de Huelva de la literatura escrita por mujeres. Así que asómense sin miedo a cualquier recital o stand que lleve este sello. Vamos avanzando, pero aún queda mucho que sembrar.

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