tiempo de academia

FERNANDO BARRANCO MOLINA

Académico de número de la Academia Iberoamericana de la Rábida

Rafael Romero Barros, pintor

Otro moguereño ilustre, nacido en 1832 en la calle Jilascura, que posteriormente, en 1906, fue nominada con sus apellidos para, desde entonces, llamarse calle Romero Barros, donde nació y vivió. Sus padres no eran de Moguer, estaban aquí por motivos profesionales del cabeza de familia. Al día siguiente de nacer, fue bautizado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Granada, pero pronto se marcharon a vivir a otro lugar.

Rafael fue un pintor costumbrista magnífico. He visto varios cuadros de él, pero recuerdo perfectamente uno titulado El pintor, donde aparece él sentado tomando notas para un cuadro y una jovencita que con mucha timidez empieza a desnudarse delante de una anciana que la acompaña para que la modelo no se quedase sola con el artista. Recuerdo de ese cuadro: su colorido y su luz.

Estudió pintura en la Universidad de Sevilla a la vez que se formaba especializándose en paisajismo en el estudio del también pintor Manuel Barrón. Una vez terminados sus estudios le ofrecieron dirigir el Museo Provincial de Córdoba donde terminó de romper como hombre culto. Pronto lo nombraron miembro de la Academia de San Fernando y de la Academia de la Historia, y más tarde también fue director del Museo Arqueológico y de la Escuela de Bellas Artes.

Era un hombre muy trabajador, además de todo lo mencionado daba clases a jóvenes artistas. Pintaba y exponía lo mismo en Córdoba que en Madrid o en Londres. Fue crítico de arte, escribiendo muchos artículos en prensa y en revistas especializadas. En 1877 fue nombrado Pintor de Cámara y realizó un retrato de la Reina Doña Mercedes, esposa del Rey Don Alfonso XII, y también de la Reina María Cristina, cuadros que se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Compatiizaba esta tarea con la conservación y restauración de muchas obras de arte de otros pintores.

Pintó muchos rostros de personas, además de paisajes y escenas cotidianas de la calle. Hizo una colección de retratos de su familia y a mí, personalmente, me gustan los de sus hijos, a los cuales desde pequeños les daba clases de pintura. Destaca su hijo Julio Romero de Torres, que ha pasado a ser toda una leyenda en la pintura, no solo cordobesa, sino mundial. Es precioso el museo de este pintor en su ciudad natal, Córdoba, donde están todos sus célebres cuadros: La chiquita piconera, Naranjas y Limones, La musa gitana, El pecado, Retablo de Amor y tantos otros. También hay obras suyas en otros museos importantes como el Thyssen de Málaga o el de Bellas Artes de Bilbao, donde se encuentra el precioso La Venus de la Poesía.

Julio, dice una bonita canción de Concha Piquer, "pintó a la mujer morena…". Esa mujer era su musa María Teresa López. Ella recuerda con pena durante toda su vida la tristeza que le dio posar para el cuadro 'La chiquita piconera', sobre el que tanto se especuló. Esta obra fue la última que pintó poco antes de morir y se ha escrito mucho porque no sonríe y porque tiene esa mirada triste y misteriosa.

Moguer, siempre ha sido cuna de grandes artistas, el más destacado es sin duda Juan Ramón Jiménez que fue Premio Nobel de Literatura autor de innumerables obras traducidas a muchos idiomas, destacando entre todas ellas, Platero y yo, pero no solo ha sido él quien nació en Moguer y brilló con luz propia, tenemos el ejemplo de Francisco Garfias, más conocido como Curro Garfias que también tuvo gran éxito con su obra, llegando a ser Premio Nacional de Literatura, Eulalia Ruiz de Clavijo que fue la primera mujer Procuradora de los Tribunales de España y otro autor notable fue Xandro Valerio que escribió letras para los más importantes cantantes de la copla española, quien no ha cantado alguna vez eso de " a tu vera, siempre a la verita tuya…" y otras muchas que salieron de su pluma. Le voy a dedicar próximamente unas letras al también casi desconocido Xandro.

Rafael enseñó pintura a sus otros hijos, que también se dedicaron a este noble arte. Uno de sus hijos también llamado Rafael murió muy joven, con solo 33 años, ya había pintado cuadros notables como el titulado Los últimos sacramentos. Su hijo Enrique fue quien ocupó los puestos que desempeñaba su padre al morir, porque tenía una muy completa preparación, así que se convirtió en director y conservador del Museo de Bellas Artes de Córdoba. Se dedicó a la investigación y publicó el Catálogo Histórico Artístico de la provincia de Cádiz, así como el de la provincia de Jaén. Además, era también un eminente arqueólogo que participó en numerosas excavaciones en Córdoba.

He querido traer a esta galería de personas ilustres a Rafael Romero Barros, a quien catalogo como un gran pintor, pero olvidado. Ya ven, queridos lectores, era un onubense (moguereño) que ha aportado mucho al arte nacional en su persona y en su descendencia. Y pueden ustedes preguntar en Huelva, e incluso yo me atrevería a decirles que también en Moguer, donde una amplia mayoría de personas no saben quién fue Romero Barros.

Solo he visto hace unos treinta años, un artículo muy bueno sobre él, en la revista Montemayor de Moguer escrito por Mercedes Valverde Candil, quien sin duda es la máxima autoridad para hablar de esta familia de pintores, pero aparte de esto no he visto nada más: Rafael Romero Barros es digno de ser conocido, al menos aquí, en Huelva.

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