Torre Pacheco y otras miserias

Envío

17 de julio 2025 - 03:05

España arde, pero ahora no son los montes. Los sucesos de Torre Pacheco nos han mostrado la incapacidad de los políticos para ponerse de acuerdo ni ante las situaciones más obvias y sangrantes. Hoy por hoy, ni una agresión militar exterior sería capaz de generar unanimidad en la respuesta. Se podrá opinar lo que se quiera ante el fenómeno de la inmigración irregular, y por lo tanto ilegal, además de masiva y desproporcionada, pero al menos cabría exigir una mínima decencia ante los hechos. Claro que esto tal vez sea mucho pedir en un país que ha hecho de la mentira, desde hace décadas y a todos los niveles, un auténtico modus vivendi.

Los auténticos responsables de los impactantes acontecimientos en Torre Pacheco, como ayer en Aranda de Duero, antes en Alcalá de Henares, antes en Salt y otras localidades catalanas, y esto sin ánimo de exhaustividad y sólo en las ultimísimas semanas, son los que desde hace tantos años se han negado a reconocer un problema que con el tiempo se ha ido agravando hasta convertirse ya en un auténtico polvorín. Fuimos bastantes los que advertimos, a la luz de lo que veíamos acontecer en países como Francia, Bélgica o Inglaterra, que era necesario prevenir, cuando aún era tiempo, para evitar tales situaciones. Más adelante, también hemos sido muchos quienes hemos avisado de lo que, a pesar de la opacidad informativa y del ocultamiento sistemático, cantaban las estadísticas de delincuencia, de reclusos, de okupaciones, de maltrato y feminicidio, así como de la saturación de servicios y prestaciones sociales, del auge de las redes de trata, de la aparición de zonas y barrios fuera de control, etc. Hemos sido tildados de extremistas, ultras, fascistas y de promover el odio.

Señores, ustedes no han querido prevenir ni actuar por mezquinos intereses electorales, por temor al señalamiento o por tener un corazón “asín de grande”. Ustedes no tienen nada que temer ni que perder y solo ven las ventajas proporcionadas por una mano de obra barata en sus hogares y negocios. Ustedes, solo ustedes, son los culpables de lo que hay y de lo que inevitablemente vendrá.

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