Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Pedro se marca un Felipe

Puestos a soportar con democrática paciencia la cuarta campaña electoral en un año, reconozcamos que la fecha de las próximas ha estado escogida con tino: estos días de asueto y relajo entre santos y difuntos postergan a un segundo plano el fuego cruzado de machacones mensajes diseñados por los rasputines de cada partido. Cuando queramos darnos cuenta -qué es una semana- estamos votando, o tomándonos un vermú prensa en ristre, pasando mucho de ir al colegio electoral (gracias, de corazón a los galeotes del listado, la urna y el cómputo, premiados con una jefatura o adjuntía de mesa por el extraño algortimo de selección). La vida es paciencia, solía decir un ser querido -muy impaciente, por cierto-, y vamos a tener que tirar de las reservas de mansedumbre y resignación, sobre todo para aguantar las contradicciones, mentiras y dramatizaciones ante la leal infantería de cada partido con que los barandas del marketing político han cocinado las estrategias electorales.

Por ejemplo, la primera puesta en escena de Sánchez en la campaña, la otra noche. Analistas políticos con pedigrí tiene esta casa y otras, pero a mí me lo tienen que explicar -bueno, mejor no-, porque a ver cómo se come la pirueta argumental, que me permito recrear: "Casado, PP, socios de fascistas, xenófobos, homófobos y machirulos: no voy a pactar con usted pero es que ni de coña, ya se lo avanzo a ustedes ante mis huestes, que lo sepa el mundo. Eso sí, no me vayan a bloquear otra vez mi investidura, que se me está pasando el arroz y no va a valer ni para pegar carteles de mi bello rostro de centurión romano". No sólo no me junto contigo, sino que encima te mando a por chuches, y si no haces lo que quiero, la culpa de este día de la marmota electoral será tuya, solo o en compañía de otros antipatriotas. Bien, que cada uno vote lo que estime según sus vibraciones y filias… o tome vermú a cien metros del colegio electoral en modo ácrata, o resistente, o simplemente hasta las amígdalas de teatrillo pandillar. El presidente en funciones se hace un González. Recuerden, o tiren de hemeroteca los jóvenes: 1981. El candidato socialista Felipe González hizo campaña con el lema "OTAN, de entrada, no". Arrasó aquellos comicios que dieron paso a una España luminosa aunque muy castigada por la ETA más sicaria y asesina. Nada más llegar a Moncloa, entramos de cabeza y con fe conversa en la alianza militar. Yo, lo siento, no me creo nada. Votaré con criterios distintos de los enardecimientos de esta semana entrante. O pasaré, y tomaré un vermú con prensa. O dos, máximo.

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