De nuevo con la misma canción. Sin duda alguna, unos de los patrimonios históricos mas importantes que tenemos en nuestra provincia, es el Monasterio de la Rábida, pese a ello cabria preguntar si su conservación artística tiene todo el lógico apoyo para que su riqueza pueda ser presentada con decoro a quienes visitan este importante monumento nacional.

A través del tiempo La Rábida ha tenido algunas intervenciones, en momentos puntuales para su más perfecta adecuación arquitectónica. Desde la lejana realizada por Velázquez Bosco hasta la última cuando celebrábamos el V Centenarios del Descubrimiento de América. Pero los monumentos, como nuestro maravilloso Monasterio, necesitan una intervención constante, para que sus valiosas piezas no se deterioren con el paso del tiempo.

Soy testigo del cuidado y mimo con que la orden franciscana cuida el edificio, también de obras hechas por la Diputación Provincial, de otras en las que intervino la Junta de Andalucía y para puntualizar más no podemos olvidar los muchos y constantes trabajos del Ayuntamiento de Palos de la Frontera y la ayuda de la Real Sociedad Colombina Onubense, pero aún así el convento rabideño necesita algunas actuaciones que no pueden esperar.

Entre las necesidades más perentorias se encuentra una que no puede dilatarse. Me estoy refiriendo a los frescos del siglo XV del llamado claustro del patio mudéjar.

Junto a la Celda de la Conferencias, donde posiblemente fueron las primeras conversaciones de Cristóbal Colon con fray Juan Pérez, guardián del convento, se encuentra un lienzo de pinturas al fresco en un estado de deterioro sencillamente lamentable. La acción del tiempo y sobre todo de la humedad y la composición de la pintura con que fueron hechos, lo está haciendo desaparecer, como ya sucedió con casi todas las pinturas del claustro central. Ya en una ocasión estas pinturas fueron restauradas en parte, por profesores de la Escuela de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla, hace unos casi treinta años.

La Sociedad Colombina Onubense está dando pasos de atención en diferentes administraciones públicas para salvar estos frescos que son parte de la propia historia colombina de nuestra provincia. Pero pasan los meses…

Hoy traemos a este rincón del periódico esta llamada de atención porque uno de los males onubenses ha sido casi siempre despreocuparnos de nuestras riquezas y hasta de nuestra tradiciones y valores comunes.

No es la primera vez y estoy seguro que no será la última, que trato de estos temas para conservar nuestro patrimonio. Huelva lo exige y la comunidad franciscana de la Rábida, lo merece por su entrega y amor a este convento patrimonio, para nosotros, de la Humanidad.

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