Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Pareja perfecta

'Manué' y la 'influencer' nos han dado varias lecciones; la más importante, la de como no ir jamás por la vida

La verdad es que no me aguanto, es superior a mis fuerzas. No sabía de qué iba a escribir, pero desde hace un par de días, incitado por Paco Camero y Pepe Izquierdo, no puedo pensar en otra cosa, salvo en Manué (que no lo dice nunca, que ella es muy fisna y pronuncia hasta la última letra como si fuera de Bilbao), cari (que tampoco porque ¿será por glamur?) y la influencer más famosísima del mundo virtual. Vaya por delante que la culpa la tiene él. Me explico: a él es a quien le pagamos un supongo generoso sueldo; es a él a quien le hemos dado la facultad de gestionar un porrón de millones que salen de nuestros impuestos; es él quien tiene un cargo público y quien debería hacer méritos a diario para merecerlo, simplemente, por darle una pista, dando la impresión de que le importa lo que hace y es él quien debería, por todo ello, haberle dicho a su compañera que ni se le ocurriera hacer lo que estaba haciendo. Dicho sea de paso, los responsables a partir de este momento, son el consejero que le permite estar en su puesto y el vicepresidente que se hizo el loco cuando le preguntaron al respecto. Ni uno, ni otro, deberían haber consentido que siguiera en su cuquidespacho ni un minuto más. Espero que cuando se repongan del arrebato de fe rociera en el que han estado sumergidos este fin de semana, vuelvan a la realidad y actúen como se espera.

Lo de ella es otra cosa. La capacidad del ser humano por trivializarlo todo, no deja de sorprenderme. La irrupción de las redes sociales les ha permitido, además, presumir de ello. Jamás he puesto en ninguna de las dos que utilizo una sola imagen de mi vida personal; ni lo haré, sencillamente porque a nadie le importa una leche dónde paso la misma, ni como. Esos influencers de la nada, de la estupidez más supina, han conseguido ganar más que un médico, sólo por tocarse el pelo, hablar como si tuvieran un chicle en la boca, demostrarnos a todos lo tontos que son y mostrar los guayque es su vida y no como la nuestra. A golpe de me gusta, se forran a costa de gente que es todavía más simple que ellos y que vive de aspirar a algo que jamás tendrá, incapaz de disfrutar lo mucho que ya tienen y que, como a nadie le gusta, parece menos trascendente. Nos hace falta darle una vuelta a todo esto y pensar (con perdón) en esa vida que es nuestra y de quien queremos que nos acompañe, bebérsela a tragazo limpio, comérsela a bocaos y no estar pendientes del resto. La gran pregunta de la semana la hizo el gran Pepe Izquierdo: ¿A que hora sale Manué los viernes?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios