María Fernández

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Papá, quiero ser periodista

Sólo pretendo despertar esa llama que parece que se ha apagado, la chispa que se han llevado Instagram y TikTok

No siempre lo tuve claro, como ocurre con aquellos que nacen sabiendo cuál es su gran pasión. Más bien, casi diría yo, que fue esta profesión la que me escogió a mí un buen día por sorpresa.

Adolescente torpona, cuatroojos, miedica y soñadora, siempre quise ser filóloga (por aquello de que era de letras) o profesora de literatura, como mi padre. Y justo el día antes de la preinscripción para la universidad, mi cabeza dio un giro. Sin meditarlo dos veces decidí que iba a estudiar periodismo. Y ese fue el principio. La primera página de un libro que empecé a escribir y que sigue sumando capítulos.

No fue fácil, no lo es actualmente, ni lo será en el futuro. Pero, ¿es la vida fácil? más allá de caer en críticas banales hacia mi sector (infravalorado, mal pagado en general y denostado, por cierto), parece que se han puesto de moda la apatía y la holgazanería como nueva forma de afrontar la vida. Y perdonen aquellos que se dejan la piel cada día en su trabajo (que también son muchos), pero me arde la sangre cuando veo a una nueva generación apagada, fría, sin apego, carente de sacrificio y sin fuertes convicciones.

Antes de escribir en este periódico (gracias Juano y Yayi por apostar por mí) he sido becaria de las que duelen, de 12 horas diarias sin gracias ni anestesias. He presentado lo impresentable por televisiones locales y rincones variopintos de la provincia, de Sevilla, de Andalucía e incluso de España. Radios de varios colores, formatos para todos los gustos, community manager, redes sociales, vídeo marketing, copy y un sinfín de reinvenciones.

Para enseñar mi curriculum ya está LinkedIn, lo sé. Solo pretendo despertar esa llama que parece que se ha apagado. Esa chispa que Instagram y TikTok se han llevado. Esa capacidad de trabajo y sacrificio nublados por los malos datos del paro.

Hay hambre de trabajo, pero fatiga al trabajar. Y pregunto, ¿delante de la pantalla conseguirás lo que andabas buscando? Sigue poniendo de excusa el salario, las horas de más y lo mal que va España. Tú sigue, que ya tu lugar lo ocupo yo, porque, como le dije a mi padre, yo sí quiero ser periodista. Y con esto no justifico lo injustificable, ni el trabajo precario ni las condiciones a las que nos enfrentamos ni las horas de más ni las colaboraciones gratis. Toda esa basura a la que, por desgracia, los que queremos estar nos enfrentamos. Pero si queremos que eso acabe tendremos que ser nosotros, los jóvenes, los que tomen el mando. Y para eso, amigo, tienes que prepararte para el dolor. Así que ve apagando Netflix que la vida empieza ahora.

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