Le llaman algo de rebaño, lo de rebaño es seguro, puede que contagio, puede que inmunidad. Consiste en que cuando todos hayamos pasado por la piedra, pues será cuando salga el Papa al balcón de San Pietro a darnos la bendición urbi et orbe y el locutor del parte de Salamanca vuelva a decir que la guerra ha terminado con su voz áspera y fría como una navaja de afeitar. Uf, ¿veremos el día? Mientras tanto media España vive el carpe diem y la otra se ha encerrado a cal y canto y no quiere que vayan a verla ni los hijos, ni los amigos, ni los vecinos. Ni en estas fechas ni en ninguna otras. La caldera la mantienen ardiendo los teléfonos, el que dice que a fulano lo contagiaron y lo está pasando fatal, y también a zutano y perengano, que la mujer de mengano se ha aislado porque le ha cogido muy fuerte el bicho y el conjunto de variables que constituye el comportamiento social, o sea, el rebaño. Menos la televisión, estoy seguro. El runrún de las cadenas llega un momento en que ha sobrepasado el dintel de la sensación y se ha vuelto a cumplir la ley de Weber-Fechner, es que ya no duele, no lo sentimos, no lo oímos, no estamos, nos hemos ido de allí. O sea, ni se siente ni se padece, se entra en un estado cuasi hipnótico, hibernario. ¿Que hay un cuñado negacionista? Por favor, invariable, impepinable. Es el decorado completo lo que intento reflejar aquí. En España sólo pasa que pasa esto que está pasando. ¿La inflación? ¿Lo de la luz? ¿La deuda? ¿Las grandes cruces de Carlos III? Bagatelas. Pandemia sobre pandemia y sobre pandemia una ha sido la letra del villancico más popular. Acércate a la ventana y verás al Niño en la cuna, que rima con una. Y como quiera que estamos tan cerca de las ventanas, pues por eso. A verlas venir. Ayer fue una crónica de sucesos, mañana continuarán las estadísticas, los expertos, los presidentes autonómicos y el señor presidente de la realidad discutida y discutible, decretando algo que podrá ser discutido pero que se tendrá que cumplir porque así es, indiscutible. Y todo para seguir con la mascarilla, si por la calle la quirúrgica si por los lugares transitados, la otra. Expertos hay ya de todo esta faramalla. ¿La medicina primaria? Mejor no preguntes. ¿El cansancio de los médicos de las UCI? Mejor no preguntes. ¿La hostelería y restauración? Mejor ni te muevas, pasa de puntilla. Con lo que gusta una reunión en la terraza, una cerveza, una tertulia bajo este sol tan dulce…

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