Huelva llora la muerte de Paco Tébar, el estudiante más longevo de la UHU que amaba hacer teatro a sus 94 años

La comunidad universitaria de Huelva está de duelo este jueves. Francisco Tébar Calleja, el estudiante más longevo de la Universidad de Huelva, fallecía esta madrugada a sus 94 años dejando un legado que será inmortal: su infinito amor por la cultura y por seguir aprendiendo a pesar de los años.

Quienes tuvieron la suerte de conocer a Paco saben bien que el día a día del Aula de la Experiencia de la UHU ya no será igual. Su particular manera de recitar poemas levantaba el ánimo y hacía que todos lo quisieran. Su bondad, su sencillez y su infinita sabiduría encandilaban a niños y mayores. Su carácter dulce, generoso y entrañable dejaba huella. Hoy deja un gran vacío entre todos sus compañeros, familiares, amigos y público.

Lo echarán de menos en las salas de teatro y en aquella clase del Campus del Carme, donde cada semana se reunía para hacer radio con Manoli, Rogelio, Juanma, Puri, Jesús...y un largo etcétera de amigos que lo querían y admiraban.

La historia de Paco, el estudiante que amaba hacer teatro y dio una lección de vida a toda Huelva

No había ningún estudiante en la Universidad de Huelva con más edad que él. Tenía 94 años, miles de historias en los bolsillos y un hambre voraz de seguir aprendiendo lecciones en clase. Paco Tébar era, sin duda, una de esas personas especiales con las que merece la pena cruzarse, al menos, una vez en la vida y pieza fundamental e indispensable del Aula de la Experiencia de la Onubense.

Pocos como Paco podían contar cómo ha sido vivir durante una república, dos dictaduras, una guerra civil, el momento de tránsito hacia la democracia y la irrupción de la era digital. Nació el 26 de enero de 1931, con la Dictablanda bajo el mandado de Dámaso Berenguer y desde entonces pasó por todos los momentos sociales, no solo adaptándose a cada época, sino dejando su huella generosa, aportando su gran vitalidad y una pasión innata que lo llevarón a convertirse en una persona única y adelantada a los tiempos.

Aunque Paco deja cuatro hijos, ocho nietos y seis bisnietos, son muchos los que le veían como "el abuelo que nunca tuvieron". Era jefe de estación en Renfe y tras la jubilación y la muerte de su mujer, decidió que tenía que coger las riendas de su vida y no quedarse sentado. "Cuando murió mi mujer, pensé, ¿Y ahora qué hago? Entonces mi nieta me dijo que si me quedaba parado, jamás volvería a levantarme. Me animó a que me apuntara al gimnasio y estando un día allí me invitaron a matricularme al Aula de la Experiencia de la Universidad. Entonces todo se desorbitó. Comencé a ir a clases, me apunté a teatro y mi vida comenzó de nuevo. Tuve una segunda oportunidad y, además, todo volvió a empezar de la mejor manera, como a mí me gustaba".

En 2009 Paco Tébar llegó a las aulas de la UHU como delegado de clase y no recordaba nada más feliz. "Cada persona tiene muchos momentos alegres en su vida. Lógicamente, tu matrimonio, el nacimiento de tus hijos, cuando haces la primera comunión... Pero yo he tenido dos momentos especialmente importantes. Uno cuando por primera vez pude votar en democracia y con libertad. El otro, cuando entré en un aula de teatro de la UHU y me senté en una banca del Galileo, sintiéndome universitario. Jamás lo borraré de mi corazón", contaba en la última entrevista que concedió a este medio.

Decía Paco que el teatro lo mantenía joven y vivo. Primero, "por la cantidad de textos que hay que memorizar y luego por la movilidad que supone representar cada obra". Cada noche, después de cenar, pasaba dos horas memorizando guiones y cada mañana, al despertar, los vuelvía a recordar. Esa era la receta de su "eterna juventud", que combinaba con ejercicio diario, una dieta saludable y, por supuesto, asistir a las clases de la Universidad, así como al programa de radio en el que, cada semana los estudiantes del Aula de la Experiencia tienen su espacio.

La última vez que Paco recitó uno de sus poemas en la radio fue hace un mes. Volvía tras unos días en el hospital, "algo pachucho". Después de recuperarse llegaba lleno de vitalidad deseoso de mostrar en las ondas su arte para emocionar.

Uno de sus poemas favoritos era La Profecía, de Ángel León. Unos versos que recitó incluso en televisión durante una de las temporadas del espacio radiofónico (y también televisivo) del Aula de la Experiencia de la Onubense.