EL joven Raúl Agné y el veterano Julián Rubio renovaron en la misma fecha sus votos en Segunda: fueron presentados el mismo día y también debutaron en la jornada 15 como revulsivos de Recreativo y Albacete, tras los ceses de Javi López y Pepe Murcia. Pero, el Decano todavía no ha ganado en Liga sumando sólo tres puntos y el equipo manchego cambió su rumbo al vencer a Levante y en Córdoba para la reacción de seis puntos. La entrada de Julián Rubio ha corregido la dinámica a la baja, mientras que Raúl Agné no consigue la estabilidad y tampoco controla la caída libre. Recreativo y Albacete temen al sufrimiento de su juego aéreo.

Visto el panorama desalentador en la Liga con seis partidos sin ganar, la versión triunfadora de la Copa del Rey debe servir al menos como exponente de querer y poder. Lo importante en esta fase de indefinición de falta de equilibrio en las dos áreas pasa por concienciar a los jugadores de que es necesario engancharse al rebufo inesperado copero, que ha dejado una estela esperanzadora de recuperar la alegría, la motivación y la confianza.

Julián Rubio, optimista y vidente del fútbol, que entra y sale de "su" Albacete sin quemarse, presume de amigos y de relaciones en su etapa onubense, de ahí que siempre prepara a sus equipos para estos partidos especiales. Le gusta sentar cátedra. El "pichichi" inesperado Stuani es el peligro con 11 goles cuando todo el Recreativo ha marcado sólo 17, entre los cinco equipos menos realizadores.

Raúl Agné soporta con Colunga un problema, como el perro del Hortelano "ni come, ni deja comer", y se agarra al juego colectivo con jugadores más implicados y currantes. Ahora, necesita cortar la presión del acoso por el descenso y zanjar los malos augurios de una dinámica peligrosa de quemarse abajo, donde las vivencias acogen una atmósfera asfixiante, que ahoga entre la ansiedad y la impotencia. La Copa transmitió buenas sensaciones y la Liga deja muchas preocupaciones.