¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

A la efigie de Leonor

Esta cachorra de Borbón no puede ocultar que es una futura reina. Luce como Venus en las mañanas de España

La princesa Leonor vestida a la castrense.

La princesa Leonor vestida a la castrense. / DS

DÁMASO González, el matador de toros, sufrió una cogida en sus partes en un pueblo de mala muerte. No había médico ni nada que se pareciese por los alrededores y lo tuvo que coser un zapatero con su aguja de remendar. El de Albacete contaba aquello con una sonrisa en la cara: “fueron los años más felices de mi vida”. La anécdota retrata a un torero como debe ser: bragado y duro, como hecho de cecina de mulo.

A las princesas y las reinas les pasa igual, quedan mejor cuando posan como tales. Por eso nos fascinaba Isabel II de Inglaterra, porque nunca descompuso su real figura, como Dámaso González ante el remendón. Pocas imágenes más magnéticas que la Windsor pasando revista a sus tropas montada a caballo. Incluso a los que hacemos cortes de manga cuando pasamos por delante de Gibraltar, como nos enseñó el Conde de Barcelona, nos dan ganas de vestir la casaca roja con la pícara marcialidad de Sean Connery y Michael Caine en El hombre que pudo reinar.

Nunca hay que despreciar la capacidad de los monarcas para despertar la devoción de sus súbditos. Lo estamos viendo estos días con la princesa Leonor, que cada vez levanta más pasiones entre el común. Una sola sonrisa de esa niña solar vestida de cadete anula toda la propaganda republicana de años o los escándalos de sus mayores. Aunque pose de virtuoso, el jacobinismo siempre adolece de un cierto rencor de fondo que le amarga el rictus. Esto lo saben bien las monarquías, que desde siempre se han esforzado en mostrar sus efigies en cuadros, estampas y monedas. No hay nada más fascinante que la majestad, por mucho que sea una ficción, un falso silogismo de colores o un cauteloso engaño del sentido, parafraseando a Sor Juana Inés.

El álbum de fotos de Leonor que la Zarzuela ha difundido entre los medios de comunicación para celebrar su 18 aniversario nos muestra a la Princesa de Asturias en diferentes escenarios. Quizás tenga un cierto tufo a middle class tan del gusto de estos tiempos, pero esta cachorra de Borbón no puede ocultar que es una futura reina de Castilla, Navarra, Granada, León y Aragón. Luce como Venus en las mañanas de España. Por la vía de la emoción nos convence de que aún es posible un país unido en su diversidad, donde la tradición y la modernidad convivan con armonía. Dulces cadenas serán las suyas. Muchas felicidades, Alteza, aquí lleva por regalo este altisonante panegírico del más humilde y cascado de sus devotos.

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