Visiones desde el Sur

Hechos consumados

Los acuerdos se hacen a espaldas del pueblo soberano, en un sótano oscuro, en la negra mazmorra

Sabido es que la luz no puede percibirse bien en la luz, que se hace necesaria la tiniebla. No obstante, el exceso de luz ciega, irremediablemente. Y así andamos los españolitos, abotargados, aturdidos, dejados, tirados si lo desean en el baúl de la inconsciencia de unos espabilados que buscan su rentabilidad mientras nuestros problemas se almacenan, se multiplican, se hacen amarga cosecha de flores mustias que nadie desea.

Sabemos el porqué, pero el cómo y el cuándo y cuál será su composición sigue estando en el aire. Al menos para la opinión pública, que no para la publicada, porque ésta lleva haciendo cábalas tiempo ha, que luego se asemejarán a la realidad o no, pero, eso no importa, así es nuestra vida en estos tiempos: un cúmulo de informaciones, un torrente inagotable, un vendaval de noticias, las más de ellas falsas a conciencia, es decir, manipuladas al gusto por quienes han de generar corrientes de opinión, a favor o en contra, de algo, sea lo que fuere.

Por supuesto, hablo del Gobierno, del Gobierno de España, y no del tiempo climático, ese que anda enloquecido por la insensatez de ciertas multinacionales y de los poderosos que guían la economía, la global, la que afecta a la Naturaleza, a lo que somos, no lo olvide -porque usted y yo y los demás, somos eso y nada más que eso, Naturaleza-, pero, decía que sabíamos el porqué, y está claro, España necesita como el comer un Gobierno estable, después de casi dos años afrontando los problemas sin el consenso necesario, sin estabilidad presupuestaria, sin medidas acordadas en conjunto, sin un programa a medio plazo, al menos. El problema sigue siendo el cómo y el cuándo. Esto último parece, y digo parece siempre a tenor de lo publicado, que podría llegar para Reyes, veremos. Pero la pregunta crucial para quien escribe esta columna sigue siendo el cómo, qué clase de Gobierno es el que tendremos, para cuánto tiempo y cuál es, no su programa, que ese nos lo contarán, sino los entresijos, los menudillos, esa amalgama de cosas que les habrá sido ofrecida a los tirios y troyanos de los que depende la investidura del aspirante a La Moncloa y de las que, de seguro, nada sabremos. Porque así funciona esto al parecer de los negociadores: los acuerdos se hacen a espaldas del pueblo soberano, en un sótano oscuro, en la negra mazmorra en donde todo es posible sin ojos que vigilen a los torturados.

En fin… España hoy sigue esperando los hechos consumados.

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