Guerra vs. felicidad

Voces nuevas

Si todos le diéramos una oportunidad a la paz, desde dentro, el mundo sería diferente

En el programa de radio que hago cada semana junto a los alumnos veteranos de la Universidad de Huelva, estuvimos debatiendo sobre el conflicto (o más bien invasión) entre Rusia y Ucrania. Como la mayoría ronda los 65-70 años, les pedí que pensaran en algún episodio de su vida que les recordara al momento actual que estamos viviendo en Europa.

Algunos echaban la vista atrás y se veían de camino a la tienda en busca de comida con cartillas de racionamiento. Durante la postguerra se pasaba hambre, pero decía la mayoría que en sus casas nunca se hablaba de la guerra. Todos querían olvidarse cuanto antes de aquel conflicto que dividió en dos un país entero dejándolo en la más absoluta pobreza. El olvido como mejor remedio para dejar atrás los horrores de una etapa que nunca pensaron volver a ver tan cerca algunos como Paco Tébar. Que a sus 91 años recuerda cómo sus padres lo escondieron con 5 años bajo una cama en el verano del 36 para que "si caía una bomba, los muelles la amortiguaran".

Paco, al igual que la mayoría de ellos, no entienden cómo podemos volver a revivir ese caos. Manoli, ataviada con un pañuelo de los colores de la bandera de Ucrania, decía muy sabia que tras una guerra solo hay un culpable: en este caso Putin. Que no podemos achacar la culpa al resto y que cuanto podemos hacer es ayudar y no dejar de brindar apoyo a quienes están siendo invadidos. Manoli es de esas personas que entienden la felicidad como algo sencillo. Ella se crió en una época en la que los juegos de niños estaban en la calle. En un tiempo en el que los juguetes se inventaban y las cosas materiales carecían de importancia. Eso les enseñó a ellos haber nacido en el siglo pasado. Quizá es por eso que hoy, desde su veteranía, tienen claro que la felicidad depende de uno mismo. Que es la mejor receta contra el dolor, la vejez, la soledad, los conflictos y los vaivenes del tiempo. La felicidad como actitud ante la vida, como arma ante la injusticia, como motor para los sueños.

Les pedí que relacionaran este concepto con el conflicto bélico y no solo lo hicieron, sino que me explicaron cómo ambas cosas tan antagónicas pueden ir de la mano.

Si todos fuéramos más felices no existiría ese afán de vencer. Si todos le diéramos, como decía, Lenon, "una oportunidad a la paz" desde nosotros, desde dentro, probablemente el mundo sería distinto.

stats