Alas de mariposa

Flores sin pétalos

Regalar una flor sin pétalos es un regalo de mal gusto. Es regalar puro veneno, es regalar la incertidumbre del amor

Hace unos días, leí en internet una de esas frases que circulan sin autor conocido. Decía así: "Y le regaló una flor sin pétalos, para que nunca supiera si la quería o no".

En un principio, me pareció tan hermosa como cruel, pero yo soy muy de bucear qué hay detrás de las palabras, de una idea. Me dejó de parecer hermosa en el minuto cero de mi reflexión para parecerme terrible.

¿Acaso ella no merecía saber si era realmente querida? El juego de deshojar la margarita, ese "me quiere"/ "no me quiere", el juego de deshojar en sí la flor, el tremendo juego de matar la belleza para que el azar nos haga sentirnos queridos… o no. Arrancar cada pétalo, como si estuviéramos arrancando, una a una, las patas de una hormiga, cuyo destino final será la muerte. Desperdiciar su aroma y esas formas maravillosas que solo mamá naturaleza es capaz de crear. Esperar que el azar nos traiga el amor, como si el amor no fuera un proyecto en pareja de cocción lenta, de acuerdos, de aciertos y desaciertos, de días de sol cegador y de baños a la luz de la luna. Las parejas no se buscan ni se encuentran. Las parejas se construyen y es maravilloso saborear cada ladrillo de ese nido que será, mañana, ese abrazo calentito, largo y sin prisas.

Regalar una flor sin pétalos es un regalo de mal gusto. Es regalar puro veneno. Estamos regando de incertidumbre al amor que, junto con los celos, es el peor bebedizo para cualquier persona, aunque no sintamos nada por ella. Vivir en la incertidumbre, vivir sobre la cuerda floja sin red. Saber que te vas a caer y no habrá nadie para recoger tus huesos, o peor aún, saber que, allá abajo, solo estará tu asesino de sueños, para regodearse y ver si te hundiste en lo profundo, para saber si la incertidumbre cumplió su misión.

A la vez, la necesidad de tener la certeza de las cosas que nos suceden o sucederán. La certeza nos calma y nos engaña. No hay absolutamente nada que podamos sentir, con certeza, que pasará. El sí de la margarita no nos asegura el amor. Como decía John Lennon, "la vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes". La certeza se da solo en el "aquí" y en el "ahora". Por eso hay que disfrutar tanto el momento, porque es el único instante en que la ella nos mece, nos arropa y nos besa en la frente.

Solo añadiré un concepto. Si le regalas una flor sin pétalos, no la quieres. Si te regala una flor sin pétalos, - acéptalo -, no te quiere.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios