Parece haberse instalado en el inconsciente colectivo que Juan Manuel Moreno tiene lo que en baloncesto se llama ganada la posición de presidente. En el mundo taurino sería el primero del escalafón. El espacio es suyo, se le identifica con el cargo y se valora su mano izquierda. Sólo podría perder por errores propios o sobreactuación de sus segundos. Esta semana hemos tenido un ejemplo de esto: un autobarómetro de la Junta de Andalucía bastante tendencioso. Para medir el atractivo de eventuales candidatos se escogen varios de los adversarios, mientras que de PP y Cs sólo uno. Para dilucidar a quién beneficia la radicalización sólo se mira a la oposición. Ese árbitro no es que sea casero; sale al campo con la camiseta de la coalición gobernante. Sin complejos: la mano izquierda no quiere saber lo que hace la derecha.

La competencia no lo hace mejor: el CIS de Tezanos nos dijo en noviembre de 2019 que Sánchez podía llegar a 150 escaños. Se quedó en 120, pero ya había soplado la campaña de su jefe con exageradas expectativas. Los sondeos de los institutos públicos son parte de la propaganda gubernamental. Ni al PP ni al PSOE parecen preocuparles que estas prácticas degraden las instituciones. Con abusos similares se agotó el bipartidismo, aunque la nueva política no haya saneado el ambiente. Ciudadanos camina hacia su desaparición sin haber aportado gran cosa a la política nacional. E Iglesias se dirige hacia su retiro dejando al frente de Unidas Podemos a dirigentes del PCE, que tienen más sentido de la responsabilidad institucional que los espontáneos que querían asaltar los cielos.

Pero lo más ridículo de la encuesta del Centro de Estudios Andaluces es cómo lo contó el órgano oficial de propaganda del Gobierno andaluz, San Telmo Televisión. Hay trampa en la encuesta, porque se pregunta por tres candidatos del PSOE (Díaz, Montero, Espadas) lo que divide las posibilidades socialistas en el resultado final. Se consulta por dos de Vox (Olona, Hernández), con la misma intención. Pero no se pregunta por el interés que despierta la consejera Rocío Ruiz, que puede ser la candidata de Ciudadanos. Se sondea si la radicalización beneficia a Podemos, a Vox o al PSOE, pero no se interroga sobre el provecho para el PP, cuyos portavoces parlamentario, orgánico y gubernamental son agentes de crispación.

La guinda taurina la puso Canal Sur. Se pregunta "quién querría que fuese el presidente" y una de las respuestas es ninguno. El seguidismo de la tele regional es tal que presentaron la anónima cara de ninguno como segunda opción (23%) detrás de Moreno (34%) y antes que Díaz (5,4%). Es como la anécdota de Rafael Guerra Guerrita, califa del toreo a finales del XIX, cuando dijo que después de él naide y después de naide Fuentes. Para CS Televisión, primero Juanma Moreno Bonilla, después nadie y luego si acaso Susana Díaz. Que tengan cuidado. De tanto machacar con la propaganda pueden morir de éxito.

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