Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

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El desprecio que sufren las mujeres en esta sociedad hace tiempo que sobrepasó los límites de lo inaguantable

Mira que se lo dije, que me cuidaran el puesto mientras estaba fuera. Pues nada oiga, como si hablara a la pared; regreso y me encuentro todo manga por hombro y en muchos casos con la terrible sensación de haber visto todo esto, exactamente lo mismo, hace un mes. No se les puede dejar solos. Vale que no tenía muchas esperanzas en que me arreglaran el follón catalán, porque no tiene remedio, ni tampoco en que hubiera llegado el AVE a Huelva.

Lo que no me explico es cómo es posible que, después de la que ha caído en el mundo con las más que legítimas reivindicaciones de las mujeres, me dé la impresión de que damos más pasos para atrás que en la dirección correcta. Desde un comentarista deportivo (y perdón por la contradicción también extensiva al injustamente difundido título de analista político) que asegura que lo más normal es que sea la mujer quien se levante por la noche para cuidar a los hijos (de los dos se supone) porque el macho alfa tiene que descansar y después de meter la pata hasta la oreja trata de arreglarlo con justificaciones tontas, hasta un juez que se va a pasar la vida en el Tribunal Supremo de Estados Unidos después de comportarse como un becerro empeñado en justificar todo lo que hace con que le gusta la cerveza mientras su jefe humilla a su víctima, un juez llama "hija de puta" a una víctima y hasta el intolerable goteo de asesinatos de mujeres y sus hijos, es necesario parar un momento a pensar cómo podemos paliar una situación que hace tiempo que sobrepasó los límites de lo intolerable.

Realmente no podemos aguantar ni un minuto más que la mitad de la población siga aterrorizada por la amenaza de un asalto cuando regresa a su casa, por una falta de reconocimiento a todo lo que hacen o por ser tratadas como propiedad de alguien que no se ha ganado el derecho a compartir una sociedad civilizada con el resto de los mortales. Es inaguantable que a las mujeres se las siga maltratando de esta manera, que tengan que demostrar algo que a nosotros se nos da por entendido de antemano y que apenas encuentren un hueco cuando sus hazañas deportivas se cuelan en un Telediario. No sé cuál es la solución, ni siquiera sé si yo mismo he paseado actitudes que deben desterrarse de una vez por todas, a lo mejor con este mismo artículo. En cualquier caso, debemos reiniciarnos todos y este -para mí- inicio del curso, es un buen momento para hacerlo. Así que ya saben, denle a las tres teclitas y a ver si cambiamos esto.

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