El lado bueno

Cambio de rumbo

Nunca es tarde para estudiar, para formarse, para cambiar de trabajo o incluso de amigos, si no te caen bien  |  El lado bueno: Aquí y ahora

Heroína

Heroína

Lola ha criado a cuatro hijos y durante muchos años ellos fueron su faro, su cometido. Lola les llevó de la mano, les enseñó a caminar, les enseñó a ser fuertes y capaces, como ella. Después de tantos años dedicada a los suyos quiso trabajar y se internó en el mercado laboral. Lola estuvo 12 años trabajando en ayuda a domicilio porque no encontró nada mejor con los estudios que tenía. Cuidó de los padres de los demás, de los suyos y de Pepito el de los palotes; no se sentía valorada, siendo un trabajo tan exigente, tanto física como psicológicamente. La sociedad y la empresa no aprecian la importancia de esta gran gesta: el cuidado de nuestros mayores.

Llegó un día en que Lola se sintió muy cansada, necesitaba un cambio, quería una vida mejor y un trabajo donde se la valorara. Esto sumado a que Lola tenía inquietudes, era perseverante y tesonera, se hizo el combo perfecto para que la magia surgiera. Pidió una excedencia, se fue a la oficina de empleo y buscó un plan B para cambiar de rumbo: no quería volver a su vida anterior.

Lola aprendió a pintar uñas; Lola no veía bien y aún con gafas el plan no salió bien. Lola buscó otro plan, el C. Llamó a puertas que no se abrían; Lola entró por la ventana; Lola se sacó el acceso a la universidad y consiguió ser admitida en un curso de FP para ser formadora de ayuda a domicilio, porque a Lola lo que le sobra es experiencia, y no hay nadie mejor para ser profesor que alguien que hable desde las vivencias.

Lola ha alquilado una habitación en un piso de estudiantes porque no residía en Huelva capital y tiene que asistir cada mañana al curso. Tiene tres compañeros con los que comparte cocina, salón y baño. Lola tiene 59 años. Ya me hubiera gustado a mí tener de compañera de piso a Lola en mi época de estudiante.

Lola representa la fuerza y el coraje que todos debemos tener cuando no estamos bien y debemos cambiar de aires. Lola es el ejemplo a seguir cuando no somos capaces de salir del agujero en el que estamos por pereza, por desesperanza o por hastío. Llámalo x, llámalo y, llámalo cultura inoculada en vena de agarrarse a un trabajo que no nos gusta, en el que no nos sentimos realizados o en el que nos maltratan. ¿Te da miedo salir? ¿Te da miedo lo desconocido? Quizás mejoren las cosas, quizás puedas ser feliz.

Nunca es tarde para estudiar, para formarse, para cambiar de trabajo o incluso de amigos, si no te caen bien. Un estudio reciente revela que un 30% de los empleados españoles quiere cambiar de trabajo, y seguramente otros tantos no lo dicen pero lo desean.

Actuales investigaciones demuestran la conexión existente entre la educación de adultos y los progresos en muchos sectores sociales como la salud, el compromiso cívico, la reducción de la pobreza, el bienestar e incluso la felicidad.

Lola lleva capa y armadura, Lola lleva una corona. Lola puede cambiar la vida de otras personas: ya lo está haciendo y no se ha dado cuenta aún.

Lola somos todos, si fuéramos más valientes. Sé como Lola.

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