La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Cambiar el logo, dejar huella

El cambio del logotipo de la Junta no es ni imprescindible ni necesario ni conveniente: se trata de borrar el pasado

A Elías Bendodo se le ha ocurrido cambiar el logotipo de la Junta de Andalucía. Bendodo se parece cada día más a Gaspar Zarrías. Es, como el de Jaén, omnipresente y astuto, hábil estratega y consumado táctico. Ejerce un notable poder desde la Consejería de Presidencia, igual que Gasparín en su época, pero todavía no ha llegado a la Vicepresidencia de la Junta, aunque al vicepresidente oficial, que es Juan Marín, le traiciona a veces el subconsciente y le llama vicepresidente.

Sin abandonar su especialización en sacar a la luz escándalos de los gobiernos socialistas anteriores -reales, inflados, inventados o mediopensionistas-, el consejero de Presidencia ha dado un paso adelante en la destrucción del pasado (¡que no quede nada de los 36 años del PSOE!) mandando que a partir del próximo 28 de Febrero se modifique la simbología que identifica a la Junta de Andalucía. En lugar del triangulito y las ondas verdes que llevan veinte años como logos oficiales de la comunidad autónoma habrá una especie de A esbelta y posmoderna.

No voy a copiar a Josep Pla preguntando ¿esto quién lo paga? porque la respuesta es de cajón: lo pagaremos los contribuyentes. Mejor preguntemos ¿esto cuánto nos va a costar? Porque lo de menos es el precio del nuevo diseño. Lo de más es que, una vez aprobado, habrá que introducirlo en todos los medios de expresión y presencia de la Junta: las webs de cada departamento y ente público, la correspondencia, los documentos, las sedes y delegaciones territoriales, los uniformes de los más de cien mil sanitarios y las sábanas de los hospitales, los decorados de los actos oficiales, los autobuses autonómicos y mil cosas más.

Se me ocurren otras preguntas. ¿A quién le importa que el logotipo de la Junta sea como un paraguas verde o una A verde? ¿En qué mejora la vida de los andaluces que sus autoridades e instituciones se presenten revestidas con un logo u otro? Si de lo que se trata es de dejar huella, ¿no quedarían inmortalizado mejor los nuevos gobernantes si en lugar de cambiar de imagen lograsen un paro por debajo del 5%, redujeran a la mitad las listas de espera o acabaran con el fracaso escolar? Así sí que dejarían una huella imborrable de su paso por la Junta.

El Gobierno del Cambio aún tiene en sus manos la posibilidad de hacer varios cambios relevantes -no tantos como los que ellos creen- en Andalucía. Unos son imprescindibles, otros necesarios y otros convenientes. El del logo no es ni imprescindible ni necesario ni conveniente.

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