En esta última semana de febrero, se concentran para los andaluces, dos fechas singulares: aniversarios del 23 y 28- F. dos fechas contrapuestas en su significación, tanto histórica como afectiva. Es, por ello, que mi referencia hoy respecto al 28-F sea de satisfacción, por mucho que el discurso "susanista" en esta fecha, haya sido de índole radical apelando al "recorte de libertades y derechos de los andaluces" cuando en esta efeméride, la ética y la estética política imponen un perfil sentimental que supero el mero hecho ideológico o partidario, máxime cuando es expresado por quien tuvo máxima responsabilidad de gobierno en nuestra tierra. Así que celebremos nuestra condición andaluza y renovemos nuestro compromiso de aportar por esta tierra lo mejor de cada uno de nosotros.

Dicho esto, amparándome en la condición de andaluz y en contra del mal uso del lenguaje que ha ejercido un ministro, andaluz por cierto, demonizando al jamón ibérico y el aceite de oliva, entre otros alimentos, debo decir que me he quedado pasmao ante semejante trochería, más propia de un babucha o un chipichanga que de un ministro, que podía haber proponido algo más interesante, cierto y productivo que esta apelación negativa, justamente, a dos productos andaluces por excelencia, en beneficios dietéticos y de mercado, no, ni na.

Por fin, el 23-F. Fecha que todos recordamos que estábamos haciendo cuando los hechos se produjeron y de la que todos tenemos grabada la respuesta popular en los días posteriores por quienes, sin distinción de siglas, lideraron la respuesta ciudadana en defensa de la Constitución, la Democracia y España, y que con los correspondientes ¡Vivas! Exaltó la ínclita Rosa Mª Mateos en su lectura del manifiesto final y que venía a exponer un sentimiento arraigado en un pueblo que valoraba en toda su dimensión los derechos y libertades conseguidas, gracias a los cuales y a la intervención de Juan Carlos I, quienes ahora reniegan del logro constitucional pudieron criarse y crecer en ese ambiente democrático por las acciones y gestos que tuvieron aquellos personajes de entonces. Al tiempo, que los promotores del intento de asonada fueron condenados y encarcelados por años. Sin embargo, aparte de la curiosidad y diferencia con entonces, el comunista de hoy y el anticonstitucionalista, no aceptan el éxito de la democracia y descalifican su triunfo frente a un pretendido golpe de Estado, pero asumen colaboran y respaldan el intento catalán de 2017, con la DUI y la liberación de los responsables condenados que ya pasean en semilibertad a la espera de ser indultados. En fin, así hemos evolucionado, pero me quedo con mi pertenencia andaluza por encima de cualquier veleidad rupturista y no creo haber proponido nada negativo.

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