Era esto

Ahora sencillamente es un proceso revolucionario de incalculable final. No era una ensoñación, era esto

Señores magistrados del Tribunal Supremo, autores de la delirante sentencia que permitirá que en un par de meses los autores de un golpe de Estado estén paseando por Barcelona, los imagino a estas horas avergonzados y a los vecinos mirándoles de reojo. O no, o están tan tranquilos viendo cómo arde Cataluña sin llamarse a la más mínima contrición. Aquello no va con ustedes, o sí. Un juez, de los simpáticamente llamados progresistas, en sintonía con la posición del Gobierno, dijo desde el principio de las deliberaciones que aquello que juzgaban no era una rebelión, un alzamiento contra el orden constitucional, sino un delito de sedición, una algarada, un follón más, un estrambote casi cómico, una ensoñación, dice la sentencia. Y los llevó a todos al huerto. La mayoría del tribunal, que veía lo que todos vimos y que apuntaba a que aquello fue un golpe de Estado contra la Constitución, cedió, se diluyó y acabó en esa vergonzante sentencia que ha cabreado a todo el mundo. A los defensores del orden constitucional por débil y almibarada y a los golpistas y sus huestes porque de todas maneras iban a armar lo que están armando. Total, no ha servido para nada. Inútil trabajo, señorías.

La realidad que vivimos en Cataluña ha demostrado que estos jueces erraron de cabo a rabo. No era una sedición. El caso es que ahora tampoco es una rebelión. Ahora sencillamente es un proceso revolucionario de incalculable final. No era una ensoñación, era esto. Varias decenas de miles de sujetos en una población de siete millones y medio de habitantes han tomado la calle de forma ultraviolenta encabezados y protegidos por la máxima autoridad del Estado en la región, el ya ilegítimo Joaquín Torra, un pobre compañero de viaje de los revolucionarios. El caballero del alto plumero ha llegado a participar en el corte de una autopista con el fantoche de Ibarreche, tal para cual. Una acción de fuerza, ilegítima e ilegal protagonizada por el presidente de la comunidad autónoma. A estas horas sólo he oído a un dirigente político pedir lo que es de cajón: la detención y puesta a disposición judicial del interfecto con su acusación fiscal correspondiente porque no solo hace esto sino que amenaza con permanecer en el golpe de Estado, repetirlo y ampliarlo. La revolución está en marcha, profesionales de otros países han llegado. A los revolucionarios la independencia les importa un pimiento, se llevarán por delante a Torra y a toda la estúpida burguesía catalana nacionalista. Esto es de libro. Revolución no es más que ejercer la fuerza y contra la fuerza no hay otra solución que ejercer una fuerza mayor. También de libro.

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