Visiones desde el Sur

Auschwitz (VI)

"Auschwitz era un lugar insólito en los últimos años de guerra: debió de haber allí un verdadero tesoro"

El académico Antonio Muñoz Molina dice lo siguiente sobre los textos de Primo Levi de los que hablamos en mi artículo de la semana pasada: "Lo que se puede aprender sobre el ser humano y sobre la historia de Europa en el siglo XX en los tres volúmenes de la gran trilogía memorial de Primo Levi es terrible y también aleccionador, y honradamente no creo que sea posible tener una conciencia política cabal sin haberlos leído…".

A mi humilde entender dichos textos debieran ser de lectura obligatoria para todo aquel que accede a un cargo político en los países democráticos. Los centros de enseñanza media debieran hacer lo mismo con sus profesores y alumnos; pero, claro, esto es un parecer y solo tiene el valor de la subjetividad de quien escribe, nada más.

Lo mismo ocurre con El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, un texto analítico espeluznante de qué le ocurre a la persona, al ser, desde la visión de la psiquiatría, en tales siniestros lugares, escrito con la sapiencia de un doctor en Medicina y Filosofía por la Universidad de Viena, y doctor honoris causa de 29 universidades del orbe, que ingresó en Auschwitz en 1942 junto con toda su familia, y por azar, por puro azar, logró salir ileso de cuatro campos de concentración nazi para contarnos su experiencia.

Pero, claro, ya hemos hablado de que solo se leen banalidades y zarandajas; aquellas cosas que las grandes editoriales fabrican en cadena para encorsetarnos la opinión con un nivel bajo de percepción.

Cobayas. Puras ratas del laboratorio experimental de quienes manejan el flujo del dinero en el mundo somos. Todos. Los políticos que gobiernan, o nos parece a nosotros que lo hacen, o puede hasta que haya ingenuos que piensen que lo hacen, también.

Dice Viktor Frankl en el texto citado: "Auschwitz era un lugar insólito en la Europa de los últimos años de guerra: debió de haber allí un verdadero tesoro, en sus almacenes se acumulaba oro, plata, platino, y diamantes, sin contar lo incautado por las SS."

El vil metal, el dinero. Mataban para robar, crearon una ideología, una mística, una mentira colosal sostenida y apoyada por el pueblo, para esquilmar territorios, someter a sus habitantes y quemarlos en sus crematorios, solo por dos razones: la locura de pensar que la raza aria era superior, y podían, a su criterio, matar a niños, ancianos, mujeres y hombres enfermos (no servían para trabajar, a su entender), y para robar.

¡Malditos dioses de barro!

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