Entre Aristóteles y Mafalda

Después de veintidós siglos de lógica aristotélica, me quedo con la lógica de Mafalda

Han paseado ustedes últimamente por el centro de Huelva al atardecer? No dejen de hacerlo, se verán formando parte de un espectáculo insólito. Sumidos en una pandemia que no cesa y con unos medios de comunicación achuchándonos hacia la sospecha y la conjura… Huelva se viste de fiesta. Es única.

Los niños, después de toda la mañana con su mascarilla puesta y sin contacto físico pues sus profesores se lo impiden, por las tardes juegan a la pelota en la plaza de las Monjas, abrazándose celebrando los goles mientras sus padres, con tal de desprenderse de la mascarilla, beben cerveza (si se contagian, será por el colegio, claro). Al mismo tiempo, en la Palmera, grupos de adolescentes, con las cabezas juntas, miran la pantalla del móvil, (dirán que el contagio fue en el instituto). Los jóvenes, en cambio, se alejan del centro pero eligen rincones bellísimos (el muelle del Tinto) para celebrar su botellón entre risas y caricias (se desconoce la causa del contagio). Los mayores no, los mayores hacen una apretada, espontánea y desordenada cola en los bares de Pablo Rada, entre empujones de unos y otros, para pillar una mesa y tomar unas tapitas (si hay contagio es porque son personas de riesgo). Eso sí, mientras no aporten ingresos económicos, se limitan las reuniones familiares en casa.

Evidentemente, en este contexto (festivo y amnésico) de bienvenida al otoño, parece oportuno para la salud física y mental de todos, acudir a la lógica para admitir las consecuencias de nuestros actos y proponer así medidas de recuperación. No estaría mal echar mano de la lógica aristotélica para entender determinadas actitudes y modos de conducta.

Afirmaba Aristóteles que "una proposición y su negación no pueden ser verdaderas al mismo tiempo". Pero es que Madrid con más de cien mil casos relacionados con el Covid, por lógica debería seguir cualquier medida para proteger vidas, ¿no? Pues su presidenta admitiendo el hecho, por causas apenas verbalizadas, se niega a seguirlas. Defendía también el filosofo que "la esencia de las cosas permanece invariable", que sólo varía la apariencia ¿Alguien podría asegurar que conoce alguna actitud política esencial (por tanto, invariable) cuando aquello que se dice hoy no vale mañana? ¿Conocen algún líder político con responsabilidades gubernamentales, claro, que mantenga su criterio inalterable?

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