La pandemia del covid-19 deja patente que la 'nueva normalidad' tardará en llegar a nuestras vidas, y si nos centramos en el fútbol el horizonte todavía queda lejos porque debe existir una transmisión terreno-grada-alegría-salud. Y no hay sensación de seguridad en nada. Y es lógico que por mucho amor que se tenga en defensa de unos colores también es comprensible adoptar todo tipo de precauciones. El alcance de esta recesión y sus plazos para restituir los daños son imprevisibles.

Situación límite, respuesta ejemplar del recreativismo. Sin duda la campaña de abonados será viable en estas condiciones tan extremas y tendrá la aceptación en la proporción adecuada de salvar tantas eventualidades, porque la afición es consciente de que los cimientos están firmes desde los principios de su lealtad. Si retenemos la memoria del pasado ¿cuántas veces hemos escuchado en la normalidad, que ya parece tan lejana, a algún familiar, vecino, amigo o conocido de nuestro entorno "yo me saco el carné aunque no vaya al estadio". Y eso está probado. La generación base de recreativistas es como si estuviera publicada en el BOE del fútbol desde hace 130 años.

El lema Seamos más lleva implícito la toma de conciencia para conservar en la medida de lo posible a los inseguros en esta tregua de coste. Y es que acercarse al récord de la pasada temporada (10.800 fieles) es un sueño de apurar todos los medios posibles. El Recreativo fue el tercero en abonados entre los 80 clubes de Segunda B por detrás de Castellón y Córdoba. Y es que llegar a la mitad ya sería un éxito y estar por encima (6.000-7.000) sería una bendición. Hay que ser realistas frente al desconocimiento de lo que será el reparto de un calendario cociéndose en la 'olla exprés' de la RFEF. El Decano y el recreativismo tienen planes en común: siempre juntos en lo bueno y en lo malo. Lo que nos espera va a ser muy duro.