Juanma G. Anes

¿Lo oyen? Es el Decano

La Platea

30 de abril 2019 - 01:42

Ahora que el Recre tiene a apenas unos milímetros las eliminatorias por el ascenso a Segunda División no es mal momento para echar, aunque sólo sea un poquito, la vista atrás. Es de justicia. Y conviene hacerlo, especialmente, por la afición decana, por la ciudad de Huelva y por gran parte de la provincia, ésa que, sin tener al Recreativo como leitmotiv diario, aprecia y estima esta seña de identidad, palabras que, aunque les duela a algunos, no reflejan sino una realidad. Y si hay quien niega la evidencia allá él y su ceguera.

Veamos: el seguidor albiazul ha pasado, en muy poco tiempo, de sentir un dolor insoportable al contemplar la trayectoria de su equipo y que el final de su Recre se acercaba a vivir hoy con ese indescriptible cosquilleo en la barriga que surge con sólo pensar "¡mira que si al final...!". El recreativista ha pasado de luchar por su equipo a ciegas, haciendo una locura tras otra aun sabiendo que la solución era casi imposible, a cometer esas mismas locuras comprobando ahora que todo esfuerzo ha merecido la pena para poder llegar hasta aquí, cuando tenemos la ilusión por bandera. La infantería pesada del Decano ha pasado de recibir insultos, desprecios y mofas de aquellos que ya se veían bailando sobre nuestra tumba a cosechar esos mismos insultos, esos mismos desprecios y esas mismas mofas precisamente porque ese entierro, tan anhelado por algunos, no se ha celebrado aún. Nunca subestimen a alguien vestido de blanquiazul o con sangre choquera.

El regreso al fútbol profesional -y la permanencia continuada en el mismo- supondría, con una gestión eficiente, la solución a la mayoría de los problemas que casi acaban con la entidad albiazul y, lo que era peor, con una parte indispensable de la historia de la vieja Onuba, pero la subsistencia del primer equipo de España no puede estar sujeta a si entra o no la pelotita. Y hay que aplicarse. Está más que demostrado lo que es capaz de mover el Recre incluso en su peor momento, cuando convivía, día tras día, con la extremaunción, así que imagínense lo que podría llegar a ser con una vida normal. De momento, quien sonreía creyendo escuchar un réquiem por el club más antiguo de España intuye, contrariado, un murmullo de fondo bien diferente. ¿Ustedes también lo oyen? No es el silencio, no: es el Decano, que se ha levantado y cabalga de nuevo.

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