Análisis

NArciso rojas

El fútbol, el rugby, el bádminton y la promiscuidad

En la tertulia de este mismo periódico, que compartí con mi admirado Paco Ojeda del campeonísimo IES La Orden, surgió el tema de las diferencias entre el fútbol y otros deportes minoritarios a la hora de recaudar dinero para poder aspirar a lo máximo. Antonio Carrasco, con el oficio que asiste a los periodistas curtidos, usó como ancla de su pregunta la palabra "injusticia". Me costó unos segundos de silencio responder; la respuesta estaba clara en mi cabeza, pero había que traducirla al castellano. "Yo no hablaría de injusticia", le contesté. Y es que hay que analizar lo que tiene el fútbol, y está cerca de tener su primo hermano el rugby, para entender el problema. El fútbol es moldeable. Es un deporte que admite con indisimulada promiscuidad todas las modificaciones en su aspecto que se le quieran hacer. Es decir, una comunidad como Huelva, o un país como España, puede volcar en el fútbol su cultura y hacer que lo que sus equipos planteen en el campo sea un reflejo de ella. Con el rugby pasa algo parecido, de manera que las corrientes filosófico-estratégicas llevan una gran carga identitaria de la comunidad que lo practica (mirad a los All Blacks).

El bádminton debe buscar sus propios caminos hacia esa estrecha relación cultural con su entorno. El IES la Orden está aprendiendo que no es suficiente con ser imbatible para conseguir la masa que se merece. El club debe trabajar en encontrar el modo de que la gente se sienta en sus partidos como el que se mira en un espejo; y tienen gente dentro preparadísima para esta tarea.

Hay que pasar de ir a ver al IES la Orden porque gana a ir a verlo porque jugamos nosotros. Tarea compleja pero ilusionante para sus profesionales y voluntarios.

Con el fútbol puedes enfrentarte a cualquier otra ciudad, porque todas tienen su espejo en el campo; con el bádminton aún no. Faltan estandartes, falta mezcla entre el deporte y la cultura de la comunidad. Puede que la cantera sea parte del camino. Conociendo a Paco y a los suyos, a buen seguro que darán con la tecla.

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