La fiscalidad no es el problema de la vivienda

Tribuna Económica

Sabemos que tipos de interés muy bajos facilitan la formación de burbujas, como en nuestra Gran Crisis financiera-inmobiliaria, pues hay una correlación negativa entre interés y precio, que opera sobre todo en largos períodos de tipos bajos, inflando el precio de la vivienda. Las facilidades fiscales también provocan un incremento en el precio, o lo mantienen, por lo que deberían ir estrictamente a vivienda asequible. Poco margen hay en el IBI y transmisiones con los que se financian ayuntamientos y comunidades autónomas, y gravan ya a todas las vivienda; el IVA es un impuesto aplicable a cualquier actividad productiva, como es el alquiler temporal; y la casuística de alquileres a largo es tan amplia, que es inútil tratar de manipularla fiscalmente, por lo que beneficios y rentas pueden seguir gravadas a los tipos actuales. Sin embargo, para las sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria se podría establecer una escala según el peso relativo de la cartera de vivienda de alquiler en el balance de la sociedad, desde el 15% que es ahora la media, al 100%, aumentando la ventaja impositiva. Es urgente también aplicar las ventajas fiscales de los planes de pensiones a inversiones a largo plazo en sociedades y fondos que promuevan el alquiler asequible, dando una utilidad a nuestro ineficaz sistema de planes.

La casita y el huerto del recientemente fallecido José Mujica, presidente que fue de Uruguay, la conocemos de la entrevista de Jordi Évole para su programa; Mujica era visto en algunos ámbitos como un excéntrico, pero sus logros fueron formidables, y de 216 países, Uruguay es el 60 por renta por habitante, está entre el 1 y el 3 de todos los sudamericanos en menos pobreza y corrupción, más democracia y libertades, y el 6 en calidad de vida y competitividad. Vivir en una casa modesta fue una decisión personal, pero había gente a la que molestaba que el presidente tuviera esa vivienda tan humilde, pues la vivienda como estatus y símbolo viene de culturas milenarias; recuerdo que un guía me señalaba en el yacimiento agárico de Peñalosa, en Baños de la Encina, que entre los habitáculos, eran algo más amplios los de los jerarcas de aquella pequeña sociedad. Hoy, cuando a veces el acceso a la vivienda no es sólo cuestión de esfuerzo y ahorro, sino una imposibilidad, hay que plantearse si junto a la responsabilidad de los gobiernos locales y políticas públicas finas, se precisa una nueva ética que facilite la construcción de vivienda asequible.

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