Los “experimentos” sentencian al Decano

La hipótesis del “experimento” desde el inicio de 2025 con las primeras pruebas o tentativas previas del que a lo largo de los siguientes meses se confirmara como el nuevo patrono no solo salió mal en lo deportivo sino que ha sido un esperpento, que perjudicó de manera paralela la puesta en escena de Adrián Fernández, presidente y consejero delegado, y que prolongó la imagen de un club desnortado hacia el abismo arrastrado entre los quehaceres de una incursión de golpes de efectos con divagaciones y ambigüedades para cerrar una nefasta temporada que ya forma parte de la historia más reciente del Decano.

El baile de técnicos fue un desatino y sin aportar refuerzos para activar la permanencia. Y es que no parece normal que decapite a Ábel Gómez alardeando que incluso si hubiera ganado al Marbella saliendo del descenso lo enviaba a su casa por la apuesta personal de Íñigo Vélez, un joven iluminado sin experiencia y dando clases de cómo había que jugar para ir hacia arriba. Y el relevo con Raúl Galbarro, en fase de aprendizaje, inexperto y obediente se le entrega el “más difícil todavía”, que ni en sus sueños más inverosímiles había esperado una oportunidad de tal dimensión.

Y partimos de la base de que ser “dueño” y “propietario” del Decano son dos hechos relevantes, pero distintos. Un dueño tiene que saber dominarse y no dejarse arrastrar por los primeros impulsos, Y como propietario no solo ser elegido como protector sino que el Decano es más que un destino para volver a ilusionar con argumentos.

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