A ver cómo explico todo esto. Tuve la fortuna de vivir el domingo el estreno del Decano en la fosa, que es un reto para todos. También para esa afición que si le hubiera dado la espalda al club tendría mil razones para ello, pero que ha hecho justo lo contrario: con cada puya ha sacado su mayor bravura pese a que lo fácil hubiera sido mostrar bandera blanca años ha. Una de las pocas cosas que me quedaban por presenciar en mi vida era ver al recreativismo llenar un campo ajeno. Que no es que completara el Bernabéu, ya lo sé, pero es que estamos donde estamos y venimos de donde venimos, oiga. Es muy sencillo: si alguien me muestra a otros fieles que, tras un doble descenso igual de humillante, se han desplazado en la cantidad de un millar (que se dice pronto) para el debut de su equipo en su peor categoría de siempre yo me callo y no respiro. Pero no son ya sólo la brutal asistencia, los kilómetros recorridos o la forma de animar, sino las ganas de revancha y la ilusión mostradas durante toda la semana. Durante todo el verano, en realidad.

Cuando no se había cumplido ni medio minuto y ya a Juan Delgado le habían 'dado la bienvenida' a la 3ª RFEF quedó claro que esto iba a costar lo suyo. Cuando el asistente no vio un fuera de banda gigante ni el árbitro una falta clamorosa, carambolas que terminaron con la cantada de Rubén (¡ay!) y el gol de Cruz -tenía que ser él-, ya estaba el domingo hecho. Cuando se acumulaban voleones e imprecisiones con el reloj corriendo sin parar uno se acordaba del 'ataque circulante', de la prima del 'ataque circulante' y de la hermana de la prima del 'ataque circulante'. Se acercaba otro típico 'regalito' de nuestro Recre para empezar. Pero Plusco tiró al limbo el 2-0… y todo cambió. Y el que vino para decidir, decidió. Y cómo lo hizo. Y llegó la locura.

Fue muy emocionante ver a los mismos que han vivido ascensos a la élite, victorias inolvidables en Primera o la final de Copa celebrar la remontada como si de un triunfo histórico se tratara. Perdón, claro que fue histórico; cuánta rabia contenida se soltó. Todo empezaba ahí, todo tenía que llegar así. "Los héroes son los aficionados", dijo Chendo al final. Así es. Esta gente quiere igual (o más) al Decano en el barro que en el cielo. Y a ver cómo explicamos eso.

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