Análisis

Director Parque Energético La Rábida de Cepsa

Manuel Abollado, ejemplo de saber empresarial

El hoy y el mañana son inimaginables sin la aportación de nuestros predecesores. Ellos nos enseñan y nos regalan, con la huella de su responsabilidad y compromiso, un presente para construir un futuro mejor.

Hace unos días falleció Manuel Abollado del Río, uno de esos brillantes profesionales que aterrizaron en Huelva a mediados de los años sesenta del siglo XX, pero que jamás, pese a su residencia profesional en Madrid desde finales de los setenta, abandonó nuestra provincia. La Rábida, El Rocío y La Antilla y, cómo no, su refinería, eran palabras mayores para olvidarse de esta tierra.

Descendiente de una saga de ingenieros, su más de una década de ejercicio profesional en Huelva estuvo marcada por su participación en el proyecto y puesta en marcha de la refinería de La Rábida, por entonces de la Río Gulf, planta que llegó a dirigir años mas tarde. También desde Huelva, desde la Casa Colón de Explosivos Rio Tinto, ejerció el puesto de la dirección general de la División de Petróleo de ERT. Fue un actor relevante a nivel provincial y ocupó la presidencia de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Huelva y la vicepresidencia de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), siendo uno de sus fundadores.

Han transcurrido muchos años. Muchos cambios y muchos ejemplos de innovación constante. Desde entonces, la refinería La Rábida ha tenido nueve directores: Donald Lessing (1965-1968), Fernando Bosch (1968-1970), Enrique Guerrero (1970-1973), Manuel Abollado (1973-1976), Juan Manuel Díaz Cabrera (1976-2009), Alvaro García (2009-2011), Rafael Martinez-Cañavate (2011-2015) y José Antonio Agüera (2015-2020). Puedo asegurar que su legado sigue presente. Le conocí poco por la diferencia generacional, pero tanto por los que sirvieron con él como por los comentarios de mi padre, guardo de él el mejor de los mensajes. Juan Manuel Díaz Cabrera, la gran columna vertebral de la refinería La Rábida durante 30 años, jamás reparaba en palabras para ensalzar su trabajo, una obra que ha quedado en tantos que, como yo, agradecemos a quienes nos enseñan a ser mejores.

Manolo Abollado y Refinería La Rábida forman un binomio indestructible de más de 40 años. La vio nacer y la vio crecer. Se vieron nacer y se vieron crecer. Estuvo presente en su puesta en marcha, en abril de 1967, con una torre de destilación que tan solo procesaba dos millones de toneladas de crudo al año. Con el tiempo fue creciendo hasta llegar a los cinco millones en poco más de un lustro, pero más importante, fue consolidando una empresa y una comunidad en torno a la misma, que la han hecho seguir a la última a lo largo del tiempo. También, en los momentos de la reconversión industrial, Manolo y el equipo de Juan Manuel lograron defender la viabilidad de nuestra planta, que llega hasta nuestros días. En 2010, ya jubilado, pudo ver cómo nuestra refinería daba el salto definitivo, alcanzando casi 10 millones y encumbrándose como una de las refinerías más modernas y eficientes de España y Europa. Mucho tuvo que ver Manolo, desde sus responsabilidades corporativas, en ese hito.

Los líderes marcan, aunque, como él repetía, la historia de esta refinería no es la historia de uno ni de muchos, es la historia de todos. Puedo relatar sus méritos, múltiples, que jalonan su currículo al frente de Cepsa, pero ante todo me quedo con ese hombre que dejó huella indeleble entre sus profesionales, entre sus amigos y entre tantos onubenses que hoy lloran su pérdida.

Con Manolo Abollado se nos va un trozo de nuestra historia, pero ganamos su buen hacer. No olvidemos que en Positive Motion, la estrategia de Cepsa de cara a 2030, el desafío a la transición energética, está la piel, el carácter y la sabiduría de un hombre que levantó, con la ayuda de tantos, un complejo energético que no ha parado de crecer y mejorar. Convencido estoy que desde las alturas estará guiando esta gran estrategia de futuro en forma de hidrógeno verde y biocombustibles. Manolo hubiera apoyado a pie juntillas los nuevos valores de Cepsa: las personas, los clientes, el cuidado del planeta, la creación de valor y atrevernos a emprender… Pura responsabilidad con el profesional y con la sociedad.

André Malraux escribió que "la cultura es lo que, en la muerte, continúa siendo la vida". Manolo Abollado, para todas las generaciones y los numerosos profesionales de lo que fue Río Gulf, Ertoil y, desde 1991, Cepsa, seguirá siendo un soplo de vida y de empuje innovador. Vida a una Huelva que siempre portó en su corazón.

Descanse en paz.

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