Isabel Arcos, espíritu incansable

Si se pretende luchar por algo se deben tener las mejores referencias

Siendo algo tan natural como la vida, la pérdida de personas por las que se siente tanto cariño, tan cercanas y relevantes en nuestras vidas, no deja de ser un momento de profunda tristeza, y aunque se haya cumplido el ciclo vital ampliamente, se haya disfrutado de una vida plena y la partida sea serena, no se deja de tener un sentimiento de dolor irreparable.

Isabel Arcos Dabrio cumplió con todas estas premisas. Tengo bien fijadas en mi memoria alguna tarde de hace unos 30 años, o más, cuando acudieron a nuestra casa a tomar café Dña. Isabel Arcos y Antonio Ponce. Con el tiempo supe que se trataba del proceso de transición en la presidencia de la FOE. Isabel, referencia femenina y empresarial a nivel nacional, cedía el paso a un joven Antonio Ponce, los cuales, al ser buenos amigos de mi padre, acudieron al café y a compartir los planteamientos sociales y económicos que en aquel entonces precisaba nuestra provincia. La distancia de años me hacía ver a Isabel como un totem al que se le debía enorme respeto por su importante trayectoria y representatividad. Transcurrido el tiempo, ese respeto se acrecentó al conocerla de manera mucho más intensa, se transformó en admiración, reconocimiento y afecto al entender la categoría de persona que era Isabel.

Tras haber recorrido algún camino previamente labrado por ella, como puede ser la Presidencia de la FOE, esa admiración se acrecienta aun más, se envuelve en cariño, el mismo que ella siempre brindó al saber de las dificultades o retos a los que nos enfrentaríamos cuando decidímos continuar con la misma labor que ella había desarrollado tan brillantemente años antes. Eso sólo se consigue transmitir de manera natural cuando el material sobre el que se asientan las personas ha sido sacrificio y entrega, desinteresado servicio a los demás y enormes dosis de generosidad, tal como representó perfectamente nuestra querida presidente.

Su papel institucional fue tan relevante que en ocasiones como éstas se hace necesario recordarlo, porque con toda seguridad puede servir como referencia a quien sea capaz y quiera mejorar como persona o profesional, y que además tenga algo marcado en su perfil el servicio a los demás. Isabel fue reconocida y homenajeada a nivel nacional por su capacidad e implicación para defender al sector empresarial, en especial a las mujeres empresarias, de las cuales ha sido ejemplo vivo a seguir en España. Hoy debíamos reflexionar si a nivel local o provincial, algún ayuntamiento o bien institución supramunicipal, debería tomar en consideración su figura y forjarla como ejemplo y referente que ensalzar y destacar. Si se pretende luchar por algo se deben tener las mejores referencias para ser más eficaces y, en este caso, para conseguir mayores cotas de desarrollo, equidad e igualdad de oportunidades, no hay ejemplo más completo como Isabel Arcos Dabrio. Deseo, por nuestro bien, que no quede en una simple loa o llamada de atención este obituario y que se aproveche esta ocasión para poder hacernos mejores en nuestra sociedad.

Añorada Isabel, te echaremos de menos, si bien tus lecciones de humildad, rigor y empatía estarán permanentemente ligadas a tu Federación Onubense de Empresarios, a la que tanto brillo supiste darle, serán luz y guía en nuestro devenir, haciéndonos sentir muy honrados y orgullosos como onubenses de haber compartido parte de nuestra vida contigo. Gracias eternas, que la Providencia te colme de todo el sosiego y felicidad que tanto has merecido para tu descanso celestial. DEP.

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