La rebelión de los simios

No son muchas las películas que a la primera semana de su estreno se han encaramado al primer puesto de las más taquilleras. Pero suele ocurrir últimamente con esas franquicias que en múltiples ocasiones más que tratar de amplificar su progresión mitológica, se empeñan en inventarse fantasías con respecto a sus principios o raíces. Bueno pues eso le ha ocurrido a El origen del planeta de los simios (2011), de Rupert Wyatt que se ha convertido en el gran suceso de la cartelera. Así se hizo en su día con Batman, en la película Batman begins (2005), de Christopher Nolan, según los personajes creados por Bob Kane y más recientemente con X-Men, en lo que fue X-Men, Orígenes: Lobezno (2009), de Havin Hood y de hecho ocurrió también con otros títulos de terror.
Cuando el frecuentemente iconoclasta Tim Burton entró en el resbaladizo tema de las relaciones entre hombres y chimpancés con El regreso al Planeta de los Simios (2001), toda una excepción entre lo que fueron diversas versiones cinematográficas y una mítica serie de televisión para algunos, muchos críticos le denostaron considerando su visión del tema muy desafortunado. Todo es opinable. Y ahora, cuando pensábamos que el asunto estaba olvidado, héteme aquí que la 20th Century Fox, sirviéndose de la tecnología de la captura de imagen que James Cameron utilizó en Avatar (2009), nos ofrece una regresión a los orígenes de la historia que planteara la película inicial de 1968.
Volvemos así a la rebelión de los simios en una realización del director inglés Rupert Wyatt, cuyo debut en el largometraje se produjo en 2008 con The escapist, desconocida en España si no me equivoco, que trata de despertar nuestro interés sobre los precedentes de la historia original protagonizada por Charlton Heston, convertida en mito por razones obvias. El realizador se ha empeñado lograr y lo consigue una especie de autonomía argumental en sus disquisiciones originales. Partiendo de las investigaciones de un científico que experimenta con monos una fórmula capaz de curar el alzhéimer y la experiencia sobre un chimpancé dotado con una inteligencia privilegiada, entramos en una trama donde los sentimientos de los personajes y muy en particular del protagonista, se desgranan en el curso de una serie de secuencias de acción que estimulan la visión del espectador.
Es curioso advertir cómo la captura de movimientos, tan singular en esta versión en 3D, se ha realizado en vivo en el set de rodaje, lo que habla de la fluidez de la realización y la consecución de los efectos pretendidos por la producción. Combina entonces la fuerza de esta acción, tan apreciada por numerosos espectadores, con el drama psicológico que desarrolla la historia. La espectacularidad de esos pasajes y el interés dramático fomenta ciertos momentos de emoción para los diferentes espectadores, según las diversas sensibilidades de estos. Todo ello propicia la atención del público sobre esta nueva rebelión de los simios que satisface la curiosidad de unos y otros sobre el origen del mítico planeta Los aciertos visuales de la puesta en escena corren parejos con la apasionante humanización de los monos.
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