Cultura

Un libro indaga sobre el viaje de Lorca a África

  • El poeta estuvo en el Protectorado Español de Marruecos en calidad de secretario oficial del ministro de Instrucción Pública, Fernando de los Ríos, y elaboró parte de los discursos que se leyeron

Federico García Lorca no sólo fue un poeta y dramaturgo. Durante dos años escasos, entre 1932 y 1934, fue también un funcionario del Estado. Un cargo institucional. Y, en su calidad de secretario del que fuese, primero, ministro de Justicia y, después, ministro de Instrucción Público, Fernando de los Ríos, viajó con éste durante cuatro días al norte de África. Ante García Lorca tuvieron que desfilar los militares en el Protectorado Español de Marruecos y, como secretario de De los Ríos, se hospedó en casa del general Cabanellas, quien unos años después sería uno de los autores de la sublevación nacionalista. Así lo revela el libro Lorca en África. Crónica de un viaje al Protectorado Español de Marruecos, 1931, de Miguel Caballero. El libro fue presentado recientemenmte en Granada.

La publicación, editada por el Patronato Provincial Federico García Lorca de la Diputación de Granada, revela que en los últimos días de diciembre de 1931, Federico García Lorca viajó junto a Fernando de los Ríos a ciudades como Ceuta, Tetuán, Xauen o Larache.

“La idea del libro surgió cuando leí en un artículo de La Vanguardia que Fernando de los Ríos había realizado el primer viaje oficial de un miembro del Gobierno de la República al Protectorado de Marruecos acompañado por García Lorca como secretario”, explica Miguel Caballero, quien ahora trabaja en un nuevo libro sobre los autores reales de la ejecución del poeta y el lugar en el que posiblemente se encuentre su cadáver. “Aquel viaje tendría consecuencias muy negativas en el futuro para García Lorca”, añade el investigador.

El libro se divide en tres partes. En la primera analiza los motivos de aquel viaje. “Una de las razones fue la invitación que realizó el Majzén [Gobierno de facto] marroquí a la República. Otra fue la intención de reforzar la figura del Alto Comisario en el Protectorado. Hasta entonces, esa figura había correspondido a un militar. Pero la República decidió que fuera un civil el que sustituyera al general Sanjurjo, algo que no fue muy bien recibido en una sociedad tan conservadora como aquella. Otro motivo fue la invitación que las logias masónicas realizaron a Fernando de los Ríos, ya que éste era miembro de una de ellas. Y por último, la invitación que había realizado la comunidad sefardita por los esfuerzos de De los Ríos a que ésta adquiriese la nacionalidad española”.

García Lorca, que participó en la redacción de los discursos oficiales del ministro, se significó en aquel momento como un hombre abierto a la comunidad judía, algo que durante la Guerra Civil sería fatal para su destino. “Entre los cargos que se esgrimieron contra Fernando de los Ríos tras la Guerra Civil, aunque éste se encontraba en Estados Unidos, estaban el de su pertenencia a una logia masónica y su simpatía hacia los judíos. Por ello fue condenado a 30 años de prisión”, explica Caballero.

La prensa de la época se hizo eco de aquel viaje y el sector más reaccionario de la derecha arremetió con virulencia contra García Lorca. El ambiente contra él ya estaba servido.

El libro realiza también un diario detallado de los cuatro días que duró la visita y de cada acto que realizó la delegación republicana. Lorca elaboró discursos de marcado talante integrador entre las tres culturas. La última parte de la obra se centra en las consecuencias que el viaje tendría para Lorca durante la Guerra Civil.

La obra de Miguel Caballero se centra también en la labor que García Lorca desarrolló en Madrid entre 1932 y 1942 como vocal de la Junta Nacional de Música y Teatros Líricos en sustitución de Manuel de Falla, que dejó aquel puesto para trasladarse a vivir a Granada, su última residencia en España.

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