Cultura

El hilo conductor

  • La exposición muestra parte de la pintura compilada por la Diputación, pero con olvidos

Por razones asépticas, obvio perquirir en exceso el hilo conductor que motiva la exposición Imago Huelva que se inauguró el 3 de noviembre en el Hotel París. Y conformo mi reflexión, si es que llego, al tránsito estilístico, histórico, iconográfico y expositivo de las obras seleccionadas.

Pese a mi escaso ánimo por encontrar las razones "al hilo", sinceramente prefiero ir a la pelu o de compras navideñas antes de devanarme los sesos, y resueltas, parece ser, los motivos a la polivalencia del cubo de Rubik, por una cara Huelva, por otra Huelva y por las que quedan Huelva Huelva Huelva, la moral que deseo encontrar con esta exposición se alía a la suerte de poder disfrutar de un racimo de obras que desgraciadamente nunca, o casi nunca, están a los ojos del público. Salvo, lógico, aquellos que excursionar por los despachos, pasillos, salas y antesalas de la Diputación.

Soy una gran enamorada del programa cultural que la Diputación ha resuelto durante muchos años. Técnicos y expertos valiosos han hecho posible que la institución provincial atesore una colección de arte de gran nivel, sobre todo la referida a esa época de emociones y divertimentos que supuso la década de los ochenta del siglo pasado. No obstante, como podemos apreciar en esta muestra, la Diputación siempre ha sido protectora de jóvenes talentos, y desde comienzo del XX ha becado a numerosos artistas, donde el factor local, como tiene que ser, era esencial.

Fruto de esa extraordinaria labor viene parte, sólo parte, de la segunda parte que también puede ser la primera parte de la parte expuesta, pues una parte considerable se ha quedado en la parte de pasillos, salas, antesalas, despachos… de la Diputación. Criterios de selección, indudablemente. Y de espacio, evidentemente. Una noche en la ópera con los Marx, entiéndase con Groucho, Harpo, Chico y Gummo, y con Karl siempre en el corazón, podría ser una oportunidad para el entendimiento.

Desconocía la existencia de tal aparato de pinturas y obras, pero el que manejaba me ha empujado a pensar más aún en la necesidad de que esa pintura de Huelva de principio de siglo XX, timorata, regionalista y académica, pero con un valor a considerar, sea rescatada del olvido y que Diputación, como líder, pues tiene medios y profesionales, arrastrara a Ayuntamiento de Huelva y Museo Provincial para unir los despojos del olvido. Qué bonito sería visualizar todos los cuadros de Estévez, Cruz, Cortés, Pedro Gómez, Martínez Checa, Vázquez Díaz o Caballero…que las tres instituciones conservan.

Si desea conocer un poco la pintura onubense de un siglo, no dude en ir al Hotel París. Con un poco de suerte no habrá conferencias en la sala ¿B? y podrá apreciar con ¿tranquilidad?, ¡sin sobresaltos!, los cuadros que se cuelgan. Imago Huelva le aportará una visión de interés. La anterior, la de otros siglos, sinceramente, remiendos innecesarios para hilar el conducto del Imago.

Imago es imagen. También metamorfosis. La exposición merece la pena, a pesar de que Kafka pueda desarrollarse en la crisálida de esa confusión made in Huelva de esta sala. Ahora bien, un ser maduro, sinceramente, no, no lo es esta exposición hecha con prisas (cuadros que piden restauración y otros que se la revisen), con elocuente intención y con una selección, con todos mis respetos, adecuada más al "marco del contenido" que al continente de lo que realmente es la imagen de la pintura en Huelva compilada con Diputación durante muchísimos años y de manera tan ejemplar.

Pensemos. Seguro que ese tal ¿Juan Romero? querría ser un Juan Romero de la Rosa en toda su maravillosa fortuna marismeña. Seguro que las estampas ibéricas de Vázquez Díaz o el guiño gráfico a Caballero y Jorge Camacho quedarían mucho mejor impresionadas en el catálogo. Por cierto, interesante y lindo de trazas, pese a algunos errores cronológicos e históricos en su materia artística. Seguro que con un paisaje de Martínez Checa no haría falta más Martínez Checa. Seguro que un mejor Pedro Gómez nos hubiera indicado su importancia en la pintura de paisaje local. Seguro que Dabrio, García Orta o Brunt tienen lugar para sentirse importante. Ah, Díaz y Fernández pintó a un presidente de la Diputación. Y era de Huelva. Seguro que Orduña encontraría su fantasía surrealista y abstracta. Está su obra en el catálogo, pero no lo encontré en esa otra parte de la sala partida por Salomón donde una conferencia impedía ver la exposición. Multiservicios la Modernez. En el mayo del 68 se quitaban adoquines para alcanzar la playa. En el noviembre del 2010 deberíamos quitar puertas para no recordar a Maxwell Smart y también quitar una planta para que una sala de exposición sea tal, una de conferencias lo propio y un almacén para sillas eso… almacén para sillas. Seamos serios y no juguemos a Huelva, Huelva, Huelva.

Escribo lo del "marco del contenido" porque hay olvidos que son incomprensibles y, sinceramente, sin conocer todos los pasillos, salas, despachos y antesalas de la Diputación para saber qué pintores de Imago Huelva pueden jugar de titular, me pregunto. ¿Dónde está José Caballero? Su Noche de la Partida, colosal, es de lo mejor del dibujante surrealista onubense. Y no está. Y para imago de Huelva, qué mejor que su ría. Y en su ría, una patera hundida. Y para pateras, las de Víctor Pulido. La de la colección de la Diputación, sin disputa, extraordinaria. Pues, ni uno y ni otro… No están. Ni tan siquiera en catálogo. Será que no caben en la sala, supongo. Ni en la publicación, por sus dimensiones. ¿No existe en el Museo una sala siglo XXI gestionada por la Diputación…? Una oportunidad de mejora.

A Manuel Egido, apostado en el Museo con una soberbia exposición, no le hubiese importado luchar con el Hotel París. A mí, asidua de saraos culturales, tampoco me hubiera importado conocer lo mejor del Imago que la Diputación atesora para Huelva en el Museo. Repito, allí tenemos más imago de Huelva.

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