Los fandangos de desafío de 'La copla andaluza'
Historias del Fandango
’La copla andaluza’, un espectáculo mixto que mezclaba teatro, cine y música en directo, en el que intervinieron varios artistas onubenses, cosechó gran éxito en los años 30

La copla andaluza fue un espectáculo mixto, entre teatro representado, imágenes de cine y cante en directo, que compusieron Antonio Quintero y Pascual Guillén. Se estrenó en el teatro Pavón de Madrid en diciembre de 1928 y se erigió en una fórmula de éxito que estuvo varios años en cartel, representada también en provincias y en Argentina. Con su base argumental, se llegaron a celebrar trasposiciones hasta el año 59 del siglo pasado.
Su éxito propició varias secuelas de parecido corte y formato (El alma de la copla, Nobleza gitana) cuando la afición al cante flamenco vivía momentos de esplendor.
Transcurridos dos meses del estreno en Madrid, se habían celebrado 150 representaciones y 250.000 espectadores las habían presenciado en directo, siempre con el teatro lleno. Angelillo, Jesús Perosanz, Manuel Centeno, El Canario, Chato de Jerez, Niño de Marchena, Pena hijo, El Niño del Museo... desfilaron por el teatro haciendo varios cantes, pero, sobre todo, desafiándose por fandangos para entusiasmo del público. Las letras ad hoc que se cantaban llegaron a denominarse fandangos de desafío. Dada la gran convocatoria de la obra y su traducción en taquilla, se llegaron a celebrar veladas benéficas para el socorro de los pobres. En Sevilla se estrenó en marzo de 1929, en el teatro del Duque, con Centeno y Antonio Rengel como cantaores.
En septiembre de 1929, los autores de La copla... viajaron a Andalucía en busca de cantaores, y entre todos los escuchados les encantó en Huelva Paco Isidro, del que se dijo que se había ofrecido para actuar por afición y que se desplazaría a Madrid en su propio coche, algo inusual por entonces, porque poca gente tenía automóvil, pero éste era el negocio de Isidro.
Es curioso que el periodista trate a Isidro como “no profesional”, porque cuando fue seleccionado para actuar en La copla andaluza ya había grabado más de una docena de discos y llevaba una década cantando..., aunque también es cierto que simultaneaba sus actuaciones con su trabajo habitual en Huelva. La prensa madrileña lo calificó como “el maravilloso intérprete de los verdaderos fandangos de Huelva”, y él se autocalificaba como el “verdadero creador” del fandango de este tierra.
En septiembre de 1929 formaba parte del elenco cantaor junto al Niño del Museo, Chato de Jerez, La Andalucita, Rovira, Trigueñita y otros actuando en tres funciones diarias. El teatro Pavón se llenaba todos los días y la calle era, para la última función, una aglomeración de más de dos mil personas que pugnaba por una entrada. Gente bulliciosa poco dada a finezas del cante, por cierto. Paco Isidro cantaba sus fandangos que rezumaban esencias de Huelva, pero a aquel público le gustaba más el ruido, la zaragata.
El éxito de La copla andaluza era tan notable que hubo artistas que se ofrecieron para actuar, como decía la prensa que hizo Pastora Imperio. En Argentina triunfaba este espectáculo, siempre a teatro lleno y dando pingües beneficios para los autores. En Madrid se agasajó al cantaor local Angelillo por su exitosa participación en la obra. En octubre fueron Guerrita y Pena hijo los que representaban esos dúos tan apreciados por los aficionados.
Por fin, en Huelva se estrenó en el Teatro Mora, en marzo de 1930, con las actuaciones del Niño de la Rosa y El Cojo Luque y con imágenes cinematográficas y discos sincronizados sobre la romería del Rocío. En esta ocasión, no actuaron artistas de Huelva, aunque Isidro y Rengel ya lo habían hecho en las representaciones de La copla andaluza. Ambos actuarían en el Gran Teatro un año más tarde. Niño Rengel y Niño Isidro la pusieron en escena como un festival benéfico, en colaboración con la Agrupación Álvarez Quintero, en diciembre de 1931. Se llevaron los decorados alquilados desde Sevilla, y con el apoyo del Gobierno civil, el Ayuntamiento y la Diputación provincial se escenificó la comedia “representada con todas sus propiedades”, dedicando la recaudación a la campaña de Reyes para los niños pobres. Decía Rengel al diario La Provincia:
Antonio Rengel explicaba al periódico cómo se desarrollaría en el escenario el muestrario de los cantes que hacían ambos.
El final de la exitosa representación lo protagonizaron Cinta Rengel, encarnando el personaje de Mariquilla y cantando por fandangos, con el acompañamiento a la guitarra de su hermano Antonio. Años más tarde, en 1934, se representó dos veces más. La primera se repuso en el Teatro Alegría con el cante de Antonio Garrido El Pipa, José Torrejón y el toque de Rafael Rofa. Y la otra en Cinema Park con el Niño de Fregenal, también acompañado de Rofa.
La próxima entrega: Miguel Fleta, el tenor ‘flamenco’.
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