Cultura

De ahí donde venimos

Fiel a la sosegada cadencia de su concisa producción discográfica -dos álbumes y un par más de epés en un periodo de ocho años-, el granadino Grupo de Expertos Solynieve pone este lunes 7 en circulación Colinas bermejas, un título con cuatro nuevas canciones que no sólo marca el salto a un nuevo sello, El Seguell del Primavera, división discográfica del festival Primavera Sound, sino también, y más importante, la apertura de vías por terrenos apenas insinuados en los celebrados Alegato meridional (2006) y El eje de la Tierra (2012). "Sahariana, por ejemplo, es una improvisación en directo sobre una letra mía buscando una conexión que no habíamos explorado antes entre la psicodelia y ciertas músicas populares. Hay unos pocos recordings posteriores de voces, pero todo lo demás es improvisación en el ensayo: el Grupo de Expertos muy suelto y dejándose llevar", explica Manu Ferrón.

El guitarrista, vocalista y compositor, que el pasado 2013 publicó en solitario el miniálbum Misericordia, es junto a J, de Los Planetas, miembro fundador de esta banda atípica y ajena a las prisas, en la que coinciden otros músicos solventes y ajetreados en proyectos diversos -el guitarrista Víctor Lapido, el baterista Antonio Lomas, el bajista Miguel López y el teclista Luis Bernal-. "Hay algo que nos une: el grupo es el eje de nuestra relación -explica Ferrón desmontando prioridades que se le antojan innecesarias-. Somos amigos por encima de cualquier cosa, pero el grupo es la actividad que permite que puntualmente los seis demos vueltas alrededor de lo mismo. Así que, a estas alturas, hablar de un proyecto principal o paralelo me parece imposible. Las atenciones se van fijando en función de los intereses y de las agendas".

Pioneros en la última hornada de reivindicación cíclica de músicas populares autóctonas desde una perspectiva rock, los Expertos comparten hoy con Pony Bravo, Jose Domingo o Maria Rodés, entre otros, esa inclinación por una visión contemporánea de líricas y sonoridades tradicionales. Una fructífera conjunción de oportunidad y necesidad. "Son las dos cosas. Creo que hemos pecado durante mucho tiempo de esnobismo, rechazando según qué cosas por su procedencia. Y eso es intentar establecer clases en la música. No sé si es una cuestión de experiencia por la edad o también de saturación, pero el tiempo hace que relajes la mirada", considera Ferrón, quien firmó la hoja de promoción, casi un manifiesto, de María canta copla, el reciente álbum de adaptaciones de la barcelonesa María Rodés. "No la conozco en profundidad, pero hemos coincidido un par de veces y se lo he dicho: no sabes el valor que tiene tu disco para los andaluces, que llevamos ocho o nueve años en los que la televisión pública dedica montones y montones de horas al mismo tipo de interpretación chabacana, pesada y tópica de la copla, cuando a niveles de composición, de arreglos, de melodías y de textos lo que hay ahí no lo encuentras en otros géneros: el músico era un musicazo, el arreglista era un arreglista y el letrista era un poeta y un intelectual. Negarle el valor a eso me parece ridículo. Estamos en un momento de perder los prejuicios y buscar de manera objetiva esas gemas, como ha sido el caso de María o de tantísimos grupos. Creo que la manera de integrarlo en una estructura pop del siglo XXI es muy natural. Y eso se ha asumido. En las música populares está todo, venimos de ahí", afirma.

La lírica popular se cuela de forma patente en Colinas bermejas por los Fandangos de la libertad -"Ahí hay una variación de un fandango que yo al menos le recuerdo a Camarón y a Fosforito, aunque imagino que también lo haría más gente", dice Ferrón-, pero de manera más sutil empapa la totalidad del trabajo. Tanto como en Año nuevo, con trompeta mariachi, se hace evidente también la continuidad de textos con trasfondo político que afloraron en El eje de la Tierra. "Pero con otro enfoque -matiza-. Me gusta porque demuestra que aunque tengamos una actividad tan pausada, seguimos vivos, madurando y respirando como grupo. En El eje de la Tierra había una cierta pesadumbre, una crónica triste de lo que había alrededor, y sin embargo en esta canción el apunte político es más de incitación, una negativa a los malos y una incitación a organizarnos y cambiar las cosas. Aprecio ese cambio, y me gusta".

Completa el cuarteto una Ola de calor de efluvios psicodélicos -"Es una canción de J muy reconocible para la gente que ha seguido su trayectoria. Filtrada por el grupo, por supuesto, pero muy suya: el tiempo, la melodía, la cadencia..."- que, hecho el recuento, aporta un saldo llamativo: en El eje de la Tierra las voces se repartían en salomónicas mitades; en Colinas bermejas, como ya ocurriera en Alegato meridional, la de Ferrón apenas aparece sólo de manera ocasional en segundo plano. "Es la casualidad -dice-. En la época en que grabamos este disco yo estaba todavía liado con las canciones de Misericordia. Porque este disco lleva grabado mucho tiempo, como un año, aunque la mezcla final sea más reciente. J tenía más canciones, y generalmente cada uno canta lo que compone. Me gusta también que esto sea cambiante, no quiero pensar en ello como en la necesidad de un reparto: dos de J y dos mías... No. Sería terrible para la filosofía del grupo andar con esquemas así".

En efecto, el Grupo hace honor a su nombre. En esta ocasión aparcan la apuesta por publicar el trabajo en su propio sello, El Ejército Rojo -"En estos tiempos en los que la autoedición es la salida para todo el mundo y los grupos se encargan de todo, hemos tenido la suerte de despertar el interés de más de un sello. Finalmente optamos por el Seguell porque nos hicieron una oferta estupenda, y eso nos permite por primera vez dedicarnos en exclusiva a la parte artística"-, pero para lo demás mantienen la máxima del yo me lo guiso y yo me lo como. Incluida la idea de prescindir de un productor ajeno. "Somos seis personas opinando y no precisamente igual. Es la naturaleza de este grupo -asevera Ferrón-. Siempre decimos que nos unen un par de cosas, las que nos mantienen juntos y nos llevan a hacer música. A niveles técnicos nos pueden faltar muchos conocimientos, pero sí tenemos una idea muy general, que se va conformando con los matices que añade cada uno. Si no fuese de esta manera quizás estuviese muy bien ponernos en manos de un productor, pero creo que así se conforma bien el sonido que en el fondo podemos ofrecer como grupo. Es una fórmula muy productiva y también muy cómoda, porque las opiniones son de personas directamente involucradas luego en el sonido en directo".

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