Cultura

Hawke y la guerra con drones echan el cierre en la Mostra

  • 'Good Kill' de Niccol ha dividido a la crítica Konchalovski muestra el transcurso de la vida en una aldea del norte de Rusia

La 71ª edición del Festival de Venecia echó ayer el cierre con Ethan Hawke cuestionando la guerra con drones en Afganistán en Good Kill y el ruso Andrei Konchalovski mostrando cómo transcurre la vida en una aldea en el norte de Rusia con The Postman's White Nights.

Hawke vuelve a trabajar con Andrew Niccol, el director que lo lanzó a la fama en Gattaca, para abordar un tema de extrema actualidad: el uso que hace el gobierno estadounidense de drones para matar a presuntos terroristas en terceros países. Good Kill, que ha dividido a la crítica, se centra en la historia de un piloto que desde una habitación cerrada en una base militar en Las Vegas dispara contra los objetivos que le dicen que tiene que matar en Afganistán, Pakistán o Yemen.

Niccol, que lleva por primera vez el programa de drones a la gran pantalla, comentó que le atrajo de este proyecto la "naturaleza esquizofrénica de este tipo de guerra", ya que hasta ahora no se había dado que un soldado fuese a la guerra durante 12 horas al día y después se marchase a casa con la esposa y los niños. Y eso es lo que pasa al personaje de Hawke, un piloto de la Fuerza Aérea que quiere volver a volar y no atacar al enemigo desde un lugar encerrado y protegido, siguiendo órdenes dictadas a través de un teléfono por alguien desde Washington.

"No es mi trabajo tomar parte", dijo el director (y guionista de The Truman Show), quien confía en que la película genere reflexión y debate. Good Kill, que se hizo con los productores de las exitosas The Hurt Locker o Zero Dark Thirty, no contó con el apoyo del Departamento de Defensa estadounidense, que declinó "amablemente" respaldar la cinta, dijo Niccol.

Se trata de una guerra diferente con planteamientos diferentes, explicó Hawke, quien aseguró que a él lo que le interesa es la deshumanización a la que se está llegando. Su personaje, dijo, quiere servir al país y se siente cobarde. "Pierde el sentido de lo que es correcto y lo que es incorrecto", agregó Hawke, a quien en pantalla le acompañan January Jones, conocida por la serie de televisión Mad Men y Zoe Kravitz, la hija del cantante Lenny Kravitz.

Si Good Kill, como se denominan eufemísticamente a los disparos de drones que aciertan en el blanco, recibió algún abucheo por previsible y convencional, la crítica en Venecia aplaudió de forma unánime ese soplo de realidad no impostada que llegó con la rusa The Postman's White Nights. "Sólo quería mostrar la vida de estas personas y los motivos por los que se las puede amar", dijo sobre los protagonistas de la cinta, lugareños de una aldea del norte de Rusia a orillas de un hermoso lago.

La cámara de Konchalovski, el hermano mayor de Nikita Mikhalkov y colaborador de Andrei Tarkovski (Andrei Rublev), sigue a los lugareños mostrando al espectador su vida cotidiana. "Puse a estas personas en el contexto donde normalmente viven su vida. Eran así y basta. No actuaban. No he creado personajes. Mi labor principal era encontrar las personas interesantes", explicó el realizador. "En la vida todo puede ser real o irreal, depende de la cantidad de marihuana que se haya fumado", apostilló entre risas.

Con Niccol y Konchalovski se cierra la carrera por el León de Oro que el año pasado fue por primera vez en la historia del certamen a un documental: Sacro GRA, del italiano Gianfranco Rossi. El jurado, presidido por el músico francés Alexandre Desplat, dará a conocer hoy el nombre de la cinta merecedora del león alado. De entre los 20 títulos a concurso este año figuran como favoritas Birdman, del mexicano Alejandro González Iñárritu, pero también fue aplaudido A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence, del sueco Roy Anderson, Tales, de la iraní Rakshan Banietemad, Anime Nere, del italiano Francesco Munzi o The Look of Silence, el documental de Joshua Oppenheimer.

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