Carmen Posadas y Marta Robles. Escritoras

"Gracias, por favor y perdón son expresiones que se han perdido"

  • Las autoras presentan hoy en la Universidad de Huelva su libro conjunto 'Usted primero', una guía de comportamiento y buenas maneras.

La periodista y escritora española Marta Robles y la escritora uruguaya Carmen Posadas visitan hoy la Universidad de Huelva (Aula de Grados de la Facultad de Derecho, 19:00) en el ciclo Presencias Literarias. Ambas autoras hablarán sobre Usted primero, el primero de sus libros escritos de forma conjunta; una guía de comportamiento basada en el Debrett's Etiquette and Modern Manners, la "biblia británica de las buenas maneras", según las propias autoras, "reinterpretada y dotada de mayor contenido".

-¿Por qué consideran importante leer un libro como Usted primero?

-Carmen Posadas: Porque es un libro hecho con mucho humor y pienso que a la gente le va a divertir. Además habla de todas esas cosas que nadie te cuenta, de esas reglas secretas y de esos códigos misteriosos que rigen la vida y las relaciones sociales. Son claves que aprendes a base de meter la pata o no las aprendes nunca, y que, sin embargo, son muy importantes a la hora de enamorarse, de encontrar un trabajo y demás aspectos relevantes de la vida.

-¿La gente de hoy en día es más maleducada en líneas generales?

-Marta Robles: No lo creo. Antes lo que había eran reglas más férreas, pero algunas han desaparecido porque eran inútiles y otras se han transformado. Si nos damos cuenta, en cualquier grupo de personas hay una serie de reglas no escritas: desde los grafiteros hasta los aristócratas; todos tenemos códigos para sentir la pertenencia al propio grupo. Estas normas no escritas son la base de la educación y hay que respetarlas porque si no este mundo sería invivible. Ahora simplemente estamos aprendiendo otro tipo de educación en el tipo de mundo que nos ha tocado, incluyendo, por ejemplo, el de las nuevas tecnologías, por lo que, no es que considere que este libro se necesite más ahora que en otro momento porque seamos más maleducados o no, se trata simplemente de un libro de reglas no escritas hasta ahora, que puede interesar en cualquier momento, en cualquier situación y a cualquier edad.

-De todos los consejos que dan, ¿cuál es la regla de oro por excelencia? ¿Alguna que utilicen con mucha frecuencia?

-C.P.: Creo que hay una que es como un comodín, que sirve prácticamente para todo y que es lo que decía Kant: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Es así de simple, pero si la gente se rigiera por esa norma, el mundo sería bastante mejor.

-¿Qué se siente al ser catalogadas como referentes en esta materia? ¿No les pesa?

-M.R.: Espero que si se nos considera referentes en la materia solo sea por la esencia de este libro de no hacer daño a los demás, que es sin duda el lema de mi vida. Y una cosa muy importante: por equivocarse no pasa absolutamente nada; si uno se equivoca simplemente tiene que pedir perdón. Gracias, por favor y perdón son tres expresiones que se han perdido mucho y que son importantísimas.

-¿El próximo libro lo escribirán también de forma conjunta?

-M.R.: Tenemos algunas posibilidades propuestas y pensamientos comunes, incluso con este propio libro se ha generado la posibilidad de que hagamos otro más a fondo acerca de los perfectos impostores o de la decodificación de hombres y mujeres, pero lo cierto es que ahora estamos cada una en nuestros proyectos literarios, así que habrá que esperar un poquito más.

-¿Algún consejo clave de ese Manual del perfecto impostor?

-C.P.: En la vida, todos hemos tenido que hablar alguna vez de cosas de las que no teníamos ni pajolera idea; el truco está en cómo hacerlo sin que se note. Nosotras decimos que lo que no hay que hacer sobre todo es caer en la obviedad. Por ejemplo, si vas a una reunión de escritores, no se te ocurra hablar de Shakespeare o de Cervantes porque es un tema del que solo habla la gente que no sabe nada de literatura. Es mucho mejor decir algo que sirva para tirar de la lengua a los demás sobre un escritor un poco menos conocido, de forma que el que hable sea el otro. La gente tiende a pensar que la mejor forma de mostrarse inteligente es hablando, pero cuando alguien te escucha con mucha atención, la idea que se te queda es que esa persona sabe muchísimo y que es muy inteligente, cuando en realidad no ha abierto la boca.

-Hace unos meses comentaron la posibilidad de mandar el libro al Congreso. ¿Qué piensan ahora de la irrupción de nuevos estilos, como la ropa de calle o las rastas?

-M.R.: A mí los protocolos de vestuario me interesan lo justo. Me parece que es agradable para todos que cuando vayas a un sitio sepas cómo tienes que ir vestido y que más o menos vayas a la par de los demás, pero me da lo mismo que los políticos lleven coleta o corbata. Lo que pienso que vendría realmente bien para su elegancia es que pensaran más en el bien común, en el otro, e intentaran no hacer daño a los demás y se respetasen. Creo que les vendría extraordinariamente bien leer nuestro manual. Lo que me parece fundamental es que los políticos, independientemente de lo que se pongan por encima, lleven el corazón en la mano y estén dispuestos a pensar en el bien común y en no hacer daño a los demás.

-¿Algún consejo protocolario para el encuentro en la Universidad o este tipo de citas?

-M.R.: El máximo consejo de protocolo que suelo dar es el de escuchar, porque escuchando no solo se aprende sino que además se conquista. La persona que escucha es infalible en casi todo.

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