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Familias en los dólmenes de Huelva: las figuras de El Pozuelo

Familias en los dólmenes de Huelva: las figuras de El Pozuelo

Familias en los dólmenes de Huelva: las figuras de El Pozuelo / María Clauss / Museo de Huelva

Estas figuritas de distintos tamaños con los brazos levantados, cabeza y cintura marcada, se documentaron en el dolmen 1 de la necrópolis megalítica de El Pozuelo, que conjunta los megalitos más originales del suroccidente peninsular.

Las piezas depositadas en estos monumentos presentan composiciones de base triángulo, como las que nos ocupan, o de base rectángulo, las famosas placas decoradas que también pueden verse en la vitrina de la Exposición de los dólmenes de El Pozuelo, que recoge los resultados de las últimas documentaciones arqueológicas que sitúan las primeras cámaras funerarias hace unos 6.000 años.

La ventaja de las que describimos ahora es que tienen muchas referencias pintadas al aire libre en abrigos con arte esquemático de toda Iberia y, muy especialmente de Andalucía que, aunque faltan en Huelva, acabarán por encontrarse. Las figuritas pintadas aparecen sobre paneles rocosos en escenas con varios personajes mayores y menores, como en los dólmenes del Pozuelo. Tienen brazos y piernas en movimientos y llevan máscaras de ojos soles en la cara. Representan personas en actitud de danza, probablemente hombres, mujeres, niñas y niños por sus diversos tamaños.

Dolmen del Pozuelo 1. Dolmen del Pozuelo 1.

Dolmen del Pozuelo 1. / María Clauss / Museo de Huelva

La Península Ibérica es el único territorio de la Europa megalítica que presenta figuritas en dos dimensiones, pintadas en los abrigos (algunos los puedes ver en los paneles de la Exposición en el Museo de Huelva) y en tres dimensiones, como objetos muebles en sus dólmenes y cuevas de enterramiento. Es esa excepcionalidad la que nos permite plantear que las pequeñas figuritas del Pozuelo representaron hombres, mujeres, niñas y niños, quizás familias. Se introdujeron en los sitios funerarios probablemente como recordatorio de ceremonias en los que la danza y los cánticos refuerzan mensajes de cohesión social. Las figuritas “vivas” de los paneles de arte esquemática, se depositan tranquilas y en reposo con los enterramientos de los fallecidos de linajes y familias, a los que acompañarán para siempre como objeto que recuerda su relación social en vida.

Los dólmenes de El Pozuelo (Zalamea la Real)

La necrópolis de El Pozuelo se localiza en las estribaciones meridionales de Sierra Morena, en el reborde de la Faja Pirítica Ibérica, un territorio en el que se desarrolló una intensa actividad minero-metalúrgica del cobre durante la Prehistoria Reciente. Los monumentos megalíticos se distribuyen en tres grupos: Los Llanetes, El Riscal-La Veguilla y Los Lomeritos, ocupando los fondos de valle de dos riveras tributarias de la margen derecha del río Tinto en la comarca del Andévalo oriental.

Este conjunto destaca por la variabilidad formal de los monumentos funerarios y por el mantenimiento de una tradición técnica que revela un estilo arquitectónico local y una marcada identidad sociocultural en torno al mundo de la muerte durante el IV y III milenios aC.

Los dólmenes cuentan con túmulos circulares delimitados por anillos peristalíticos y construcciones ortostáticas internas de diversas formas: cámaras simples (monumentos 8 y 10), cámaras alargadas o galerías cubiertas con antecámaras (monumentos 4 y 9), cámaras dobles con accesos independientes (monumento 1) o provistos de corredor (monumentos 2 y 3), y cámaras múltiples con variadas composiciones estructurales, tanto de planta cruciforme simétrica (monumentos 7 y 13) como de complejas estructuras asimétricas (monumentos 5 y 6).

Cada monumento presenta una biografía propia a lo largo del Neolítico Final y de diferentes procesos de monumentalización y de reúso durante la Edad del Cobre. A fines del III milenio aC, se desarrolló una nueva forma de monumentalidad: los recintos de terrazas con plataformas circulares, que propició la permanencia del megalitismo durante la Edad del Bronce Antiguo en este conjunto.

En sus espacios internos se documentaron depósitos funerarios y ofrendas consagradas a los difuntos allí enterrados. Ente ellos destacan los denominados “ídolos placa” e “ídolos cruciformes”, manufacturados en pizarra gris/oscura local mediante la talla, el pulimento y la abrasión de soportes planos, decorados mediante incisión y perforados en la extremidad superior en el caso de las placas.

Las placas de pizarra son de diverso tamaño, predominando los soportes trapezoidales de ellos con rasgos faciales (“ojos-soles”, “líneas de tatuaje”, etc.) en el tercio superior combinados con motivos geométricos (líneas horizontales, verticales y en zigzag, bandas de triángulos, etc.) en los dos tercios de la pieza, que formalizan una figura antropomorfa. Los objetos cruciformes o bitriangulares son figurillas no decoradas en las que se plasma de forma esquemática las partes anatómicas humanas: cabeza, tronco con/sin brazos y extremidad inferior. Sólo en una de ellas, la figurilla completa localizada en la cámara sur del dolmen 1 hay motivos grabados lineales.

Ambos objetos muebles son figurillas antropomorfas o pequeños soportes escultóricos antropomorfos. De forma genérica, al igual que en otras regiones del sur peninsular, estos objetos pueden encuadrarse en una cronología de la segunda mitad del IV milenio aC, siendo el periodo de mayor monumentalidad arquitectónica y actividad funeraria del conjunto megalítico de El Pozuelo. (José Linares Catela)

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