Cultura

"Escribir literatura me ha permitido volver a ser joven"

  • El premio Herralde por 'La vida antes de marzo' supuso el pasado año un gran bautismo literario para el realizador cinematográfico. que quiere seguir escribiendo novelas

Durante más de treinta años, ejerció como director. Firmó títulos tan indispensables como Habla, mudita, El corazón del bosque o La mitad del cielo. Pero cuando era joven, todos -él mismo- creían que sería escritor. "Esto es -comenta el propio Manuel Gutiérrez Aragón- como cuando piensas que te vas a casar con Rosa y te casas con Aida". El año pasado, el contador de historias que ha terminado siendo Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942) obtuvo el premio Herralde con su primera novela, La vida antes de marzo.

-La incardinación de vida en obra tiene en su caso, desde el año pasado, doble vertiente...

-Siempre digo que no he dejado el cine porque eso es imposible: el cine nunca se deja. Sí he dejado de dirigir películas para recuperar mi vieja y primera vocación, que era la de escritor. Y mi intención, a partir de ahora, es seguir escribiendo novelas. Y bueno, el componente autobiográfico de esta novela -que no es sobre el 11M pero que sí aparece en la trama, y todo el relato se tiñe de eso- es que, justo el día antes, a mi mujer le diagnosticaron una grave enfermedad. Y, ¿sabes lo curioso? Que el dolor por la tragedia colectiva se impuso al dolor personal... terminaron sumándose las dos sensaciones.

-¿Cuándo empezó a sentir la pulsión por contar historias?

-Mucho antes del cine, claro. Yo lo que escribía era redacciones y cosas de esas y, de hecho, cuando fui a Madrid todavía iba a ser escritor. Iba a matricularme en Periodismo, que era lo más parecido que había a la literatura, pero la Facultad estaba cerrada porque había huelga y me matriculé en la Escuela de Cine. Ya ves, si no sería yo el que está haciendo ahora la entrevista... Y el cine es algo muy contagioso. Lo que no he querido nunca es hacer las dos cosas a la vez, no he querido nunca escribir entre película y película, por ejemplo, porque no me parecía serio.

-No se puede estar en misa y repicando...

-Cuando uno prepara una película o una novela, no es sólo el momento de hacerlo, sino cuando la estás macerando. Yo no puedo cargar las pilas a la vez para la literatura y para el mundo de la imagen, así que hasta que no le he puesto punto y aparte al cine no me he querido dedicar de lleno a la literatura.

-Con La vida después de marzo se propuso hacer una novela no cinematográfica. ¿Le costó mucho?

-Pues no porque, de hecho, lo que más me costaba era hacer historias que resultaran cinematográficas. Fue toda una rebelión, el decirme: "Van a ver cómo esta novela no la puede llevar al cine nadie..."

-Lo define como una "nueva vida". ¿Tan diferentes encuentra uno y otro discurso?

-Más que ser muy distintos, porque son dos formas de narrar, son dos formas de vida muy distintas. Con una novela puedes cambiar la historia, borrar, volver a empezar, incluso quemarla, si quieres. En el cine estás rodeado de cuarenta personas que te obligan a rodar algo que luego nunca podrás destruir. La forma de vivir cine y literatura son distintas, la narración no.

-Parece que se haya liberado...

-Es un descanso, como cuando un general se retira del campo de batalla. En el cine tienes una pelea constante con todo, con los presupuestos, con el tiempo... y tienes a tus órdenes a más de cien personas. Además de lo técnico, tienes que tener unas dotes de mando casi militares y en la literatura, pues no. Pero sí es cierto que echo de menos el contacto con la gente, los sentimientos, las emociones, las amistades... eso fue lo que me hizo volver la otra vez que me retiré...

-Se suele decir que antes el pulso estaba en las novelas, después pasó a las películas y que ahora está en las series de televisión. ¿Está de acuerdo?

-Es totalmente cierto. Mira, cada dos o tres meses ceno con otros directores de cine, y los nombres que se citan son los de directores de series americanas. Lo que el cine tenía de innovador ha pasado a la televisión... Sí, yo también creo eso.

-"Tuve la suerte de ser un niño enfermo", ha contado en alguna ocasión. Muchos creadores podrían decir lo mismo.

-Sobre todo, los escritores, porque el cine requiere a gente bastante sana, en buena forma física. Mucha gente empezó a leer cuando se pusieron malitos, es cierto... Pero sí es verdad que ves la vida de otra manera, desde lejos. Las cosas suceden delante de ti, y es cierto que un niño en una cama es un mundo.

-¿Qué ha encontrado al escribir que le haga sentirse tan a gusto?

-Pues la literatura me ha permitido volver a ser joven, ya que es una actividad que tuve de adolescente. Es como encontrarte con un viejo amor sólo que ella, la literatura, no ha envejecido. Y me lo he pasado muy bien escribiendo. Todos los sufrimientos de las películas, los ahogos, el tiempo.... han quedado atrás. No sé cuánto me va a durar la ilusión, claro. Pero por el momento, ya que además me ha ido bien, creo que va a durar bastante.

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