Huelva

El regreso de una profesora de Huelva tras sufrir un ictus

María Hernando con su libro, 'Vuelve a casa, vuelve a ti'.

María Hernando con su libro, 'Vuelve a casa, vuelve a ti'. / M. G. (Huelva)

María Hernando dice sobre la vida que “no sólo me golpeó, sino que me dio un puñetazo, un buen zarandeo y se cebó conmigo”. Fue hace cuatro años, cuando tenía 40 y era profesora de Educación Física en el centro Santa María de Gracia de la capital onubense, además de nadadora profesional. Lo que ella llama “zarandeo” fue un ictus y estas palabras pertenecen al prólogo del libro que acaba de publicar, titulado Vuelve a casa, vuelve a ti (Editorial Hilos de Emociones).

Es una introducción de lo que espera al lector para explicarle que recorrió “un sinuoso recorrido que podría haberme llegado a caer en el victimismo”, pero es un viaje que le ha ayudado al fin “a reencontrarme conmigo”.

Ese viaje comenzó el 10 de mayo de cuatro años atrás, una fecha en la que María cuenta que “mi vida se paró” en el momento en el que “empecé a convulsionar”. De aquello le ha quedado una hemiparesia en el lado izquierdo por la que su fuerza motora se ha reducido y un profundo proceso de aprendizaje personal.

Al principio, “tenía una nube en mi cerebro por la que no era capaz de concentrarme, tomar decisiones ni retener nada”. Además de que “no quería saber nada del mundo hasta que me di cuenta de que o me tapo con una sábana, o a pelear”. Porque en ese momento María pensaba que “no tenía nada, ni colegio, ni trabajo ni deporte”, pero sí una lesión cerebral de la que fue consciente a los dos años.

Su hijo se reía, porque le decía “coge el lopo en vez de el polo” y, en broma, que si le daba en el lado izquierdo no le dolería. Así, se fue dando cuenta de que “sólo hay un camino y hay que pelearlo”. Buscó terapias alternativas y como su madre escribe, le planteó que tratara su caso y ella le contestó “mejor hazlo tú”.

Considera que la escritura también ayuda a nivel espiritual y comenzó a hacer cursos, a escribir sus reflexiones “por si pudiera ayudar a alguien para que no se sienta mal”.Para ella sí ha sido positivo el proceso aunque confiesa que “al leerlo ahora da miedo” por mostrar “el alma abierta”, dice, además del “vértigo” de rememorar los primeros momentos de más desesperación. En Vuelve a casa, vuelve a ti escribe frases como “La tormenta es necesaria para limpiar el camino” o “No hay que enfadarse con uno mismo. Hay que aprender a dar un paso al lado, ver el problema desde fuera y aportar soluciones”, ejemplos de lo que ella ve como una transformación de pensamientos y emociones de negativo a positivo.

El camino sigue y ahora María, que ya no puede ejercer para lo que se formó, busca una salida profesional y ha comenzado a realizar entrevistas. Mientras, se ayuda con la meditación, yoga y terapia psicológica y quiere comenzar a escribir otro libro sobre gestión emocional para adolescentes –tiene una hija de 16 años–.

Ha vuelto a conducir, y a nadar, pero de otra manera. Le da sensación de libertad, sin embargo admite que ya no puede hacerlo como “la antigua María, tengo movimiento absoluto pero distinto”. Por eso, previamente, ha estado seis meses fortaleciendo el lado izquierdo de su cuerpo para retomar su deporte. Lo practica “por salud, nada de competición ni de superación, es exponerte contigo mismo y que te reporte beneficios saludables”.

Mirar a la cara a sus demonios fue el punto de inflexión de esta nueva mujer que vive una nueva vida, “así fue como todo empezó a ordenarse”, señala en su prólogo. Un itinerario largo, duro, “pero me ayudó a reencontrarme conmigo” después de esa tormenta que lo limpió.

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