María Domínguez Márquez ha escrito historias durante toda su vida, antes de ser docente. Como profesional de la educación, actualmente en el CEIP Ruta de la Plata de Santa Olalla de Cala, acumula varias décadas de experiencia y recuerda con agradecimiento el primer libro que le publicaron, Mis primeros poemas, allá por 1999. Su impulso divulgador, su vocación de enseñar, su pasión por la literatura y su interés y conocimientos en inteligencia emocional fructificaron en la creación, en 2014, de la editorial Hilos de emociones.

Junto a su hijo, Mario Nogales, y con el asesoramiento legal de la pareja de éste, Cristina Cubiles, lleva las riendas de un empeño personal que arroja un balance de cerca de 65 libros publicados de alrededor de 40 autores. Obras dirigidas a diferentes edades y siempre con un elemento común: la gestión de las emociones. Cuando María dio el paso al frente animada por una amiga “no tenía ni idea de gramajes, de papel... Un día me presenté en un polígono perdido de Getafe, donde había una imprenta” y así arrancó “al principio con un poco de miedo”, confiesa. La puesta en marcha de Hilos de emociones incluyó una web que a día de hoy tiene un catálogo de cincuenta libros.

'El diario de Alejandro', de María Domínguez.

La red que teje María incluye talleres en colegios que en un primer momento fueron para los profesores, pero posteriormente se extendieron también a los padres, aunque “muchos de ellos ni siquiera sabían que esto existía”. Como ella misma explica, “da igual si tienes varias carreras, si no sabes gestionar las emociones no vas a ser feliz”, afirma. Estas actividades formativas le han llevado a Madrid, Málaga, Melilla... hasta que llegó la pandemia y lo paró todo. Un periodo en el que el eje de esos talleres “es ahora más importante que nunca, porque gracias a esas herramientas, vives con un equilibrio añadido”.

Para lograrlo, María señala que “es muy importante conocer los cinco pilares”. Los tres primeros, autonocimiento, autorregulación de las emociones y automotivación, tienen carácter intrapersonal. El quinteto se completa con la empatía y las habilidades sociales, de tipo interpersonal. Sin embargo, la crisis sanitaria “ha provocado que la gente se encierre y no se relacione”.

'Palabras de una vida. Memorias de una andaluza en el mundo rural', de la madre de María.

Por eso, hace un paralelismo entre una cuenta de ahorro y el trabajo interior y así “si se trabaja, al llegar un golpe tienes recursos en tu cuenta personal a los que recurrir”. En cualquier caso, “ha sido un año muy difícil en el que hemos perdido ferias, que son un respiro grande porque das a conocer los libros”. A falta de ellas, María hasta montó un puesto en el mercadillo de su pueblo y en El Real de la Jara.

Esta docente, editora y divulgadora colabora también desde hace años con la Junta de Andalucía con actividades que en los últimos tiempos han tenido que desarrollarse por vía telemática pero “quiero ya retomar los cursos de fin de semana”, la ansiada normalidad.

'Entrenamiento para aprende a ser más feliz. (Quieres ser tu propio coach?)

Ya hay un trabajo previo iniciado cuando escribía historias “desde que era chica” y después, con sus alumnos, “si había que tratar un tema redactaba cuentos a propósito”. Abrió un abanico que ha dado aire a otros autores como su antiguo alumno José Manuel Márquez con El secreto del Artemisa; a su propia madre, Ángela Márquez, a quien reeditó Palabras de una vida. Memorias de una andaluza en el mundo rural, a la onubense Pura Romero con su poemario Mujeres imperfectas y encantadas, a la isleña Lucía Enríquez que habla de igualdad en Hagamos que no esté tan claro... y a la solidaridad con su proyecto Trufas y estrellas para concienciar sobre la importancia de la donación de médula, con beneficios a la Fundación Carreras y a la Fundación Sandra Ibarra.

A papá le asustan las tormentas, La luna miedosa, ¡Conócete bien y quiérete mucho! o El diario de Alejandro son sólo una pequeña muestra de los libros escritos por María Domínguez, acreedora de uno de los premios Mujeres Imparables de la Diputación de Huelva en su última edición. El miedo inicial ha tornado en satisfacción porque “si trabajas en lo que te gusta, no hay trabajo y a mí me encanta”.