Huelva

La oposición se desintegra con la crisis de IU a ocho meses de las municipales

  • La asamblea local revoca a Arazola por unanimidad y el grupo se queda con dos concejales

  • La ruptura del cuarto partido más votado en 2015 se suma a las protagonizadas por PP y Cs

Mónica Rossi y Pedro Jiménez conversan en un momento del Pleno extraordinario de julio, junto a un Juan Manuel Arazola inmerso en sus papeles.

Mónica Rossi y Pedro Jiménez conversan en un momento del Pleno extraordinario de julio, junto a un Juan Manuel Arazola inmerso en sus papeles. / canterla

A tan sólo ocho meses de las municipales, el cuarto partido con más peso en la capital -IU- pasa a engrosar la lista de una oposición municipal en descomposición al dejarse en el camino a uno de sus tres concejales en el Ayuntamiento. El grupo de ediles, surgido al calor de las 5.869 papeletas cosechadas en Huelva en 2015 (69 menos que Cs y el 10,01% del total) era el más sólido de la oposición municipal, frente a un PP y a una formación naranja que rápidamente entraban en desintegración y ponían en bandeja a los socialistas la gestión de la ciudad.

Sin embargo, a finales de 2017 la falta de sintonía comenzaba a evidenciarse en el seno de la formación de izquierdas, si bien las secuelas de la misma no han llegado hasta ahora. Porque Juan Manuel Arazola, por decisión de la asamblea local extraordinaria celebrada en la tarde de ayer, será revocado de su cargo. Hasta que no se le notifique formalmente el resultado, no hará declaraciones, aunque sabe que ante sí sólo tiene dos posibilidades: dejar el acta de concejal o pasar a ser no adscrito.

Arazola tiene ante sí dos salidas: dejar su acta de concejal o pasar a la condición de no adscritoSin requerir una gestión brillante, los socialistas encaran el último curso sin grandes sobresaltos

Según los datos aportados por IU, más de la mitad de la asamblea, que cuenta con 130 militantes, asistió a la reunión y, por unanimidad, votó sí a su salida. Ya en julio, la asamblea local, también por unanimidad, le pidió a Arazola que entregase su acta de concejal al votar de manera diferente a sus dos compañeros -la portavoz, Mónica Rossi, y Pedro Jiménez- en el Pleno extraordinario dedicado a la situación del Recreativo. Arazola, que se posicionó a favor de la venta del club, aseguró haber actuado "en conciencia" y "de acuerdo al programa electoral de 2015", mientras que sus compañeros "antepusieron la táctica y el protagonismo personal".

Pero el germen de la discordia tiene fecha. El 30 de noviembre de 2017 Arazola dejó de ser asesor en la Diputación. Su salida del ente provincial fue una de las primeras decisiones adoptadas por Rafael Sánchez Rufo al asumir la coordinación provincial de la formación. El líder la achacó a que el concejal ya no tenía cargos orgánicos en el partido tras dimitir como coordinador local, una decisión que atendió a su desacuerdo ante el proceso de confluencia con Podemos.

La convergencia con el partido podemita abrió así una brecha entre los oficialistas de IU (al lado de Antonio Maíllo) y los críticos (encabezados por José Luis Pérez Tapias). Arazola, desde el principio, se posicionó en el segundo grupo, mientras que sus compañeros del grupo municipal y su coordinador provincial daban su beneplácito al acercamiento al partido de Teresa Rodríguez.

Esta diferencia de criterios ha tenido en los últimos meses su correspondiente reflejo en los plenos. Así, frente a la unión fortaleza mostradas siempre por el grupo de IU, Arazola dejaba de intervenir e incluso se ausentaba en alguna votación para no tener que romper la disciplina de equipo. Así, hasta el Pleno del Recreativo del 18 julio, cuando no titubeó al alzar la mano. Su voto, sumado al de los ediles no adscritos y a la ausencia del popular Francisco Moro, permitieron al Consistorio reiniciar el proceso de venta del 90% de las acciones del Recreativo.

De no contar con mayoría, ¿el equipo de gobierno habría convocado el Pleno? A Sánchez Rufo le cuesta creerlo y así lo aseguró días después de la sesión. Para el coordinador provincial, en todo caso, lo ocurrido se enmarca únicamente en el ámbito de las relaciones entre Arazola, el grupo y la asamblea local. En este sentido, insiste en que ni la dirección provincial ni él (como coordinador provincial) permitirían nunca "ninguna acción política que signifique coartar la libertad de cualquier compañero de expresarse en los términos que sea en el debate interno de la organización de IU".

En este sentido, entiende que la cuestión es muy sencilla: "Los cargos públicos de IU se deben a las decisiones de sus órganos y de sus asambleas y deben rendir cuentas ante los militantes y contar con su confianza para el desempeño de su actividad". Así, tras la decisión de ayer, Arazola ya no cuenta con esta confianza.

En pleno proceso de confluencia con Podemos, IU inicia la carrera hacia a las municipales en plena desintegración, una situación que bien conocen los otros dos grupos de la oposición: Ciudadanos, el pasado año; y el PP, desde el primer año de mandato. O para ser más exactos, desde el mismo día en el que el alcalde, Gabriel Cruz, tomó el bastón de mando.

Fue el 13 de junio de 2015 y en su investidura, los ocho ediles del PP, encabezados por el que fue concejal de Presidencia en el anterior mandato, Ángel Sánchez, optaron por abstenerse: eludieron presentar a su propio candidato. Aquella fue la primera imagen gráfica de la tensa situación transitoria que comenzaban a vivir los hijos del periquismo. Mucho ha llovido desde entonces y muchos han sido los desencuentros en el seno del grupo popular y también con la dirección provincial del partido, por mucho que con la reciente entrada en juego de la candidata a la Alcaldía, Pilar Marín, se trate de escenificar la superación de una crisis que aún sigue latente y se hable de confluencia entre los concejales, la candidatura y la dirección provincial del partido.

A Ciudadanos el cisma llegó algo después y fue en el ecuador del mandato cuando se dibujó un nuevo escenario para este grupo. María Martín volvía a ser portavoz y sus ya excompañeros, los ediles Ruperto Gallardo y Enrique Figueroa, pasaban a la condición de ediles no adscritos. Fue en un escrito fechado el 6 de junio de 2017 cuando Gallardo, entonces presidente del grupo municipal, y el que era su portavoz se dieron de baja de la agrupación a la que representaron durante dos años y la que es desde las pasadas municipales la tercera fuerza más votada en la ciudad.

La decisión de ambos llegó tras un año de tensiones que se agravó cuando el comité ejecutivo del partido acordó el 24 de abril del pasado año instar al grupo a restituir en la portavocía a Martín, quien denunció que previamente fue relegada de este cargo. Ni Gallardo ni Figueroa vieron justificado el cambio.

Recibieron una apertura de expediente que se uniría a una suspensión cautelar de militancia y, en esas, abandonaron las siglas del partido naranja. Desde entonces, Martín afronta en soledad los embates de PP y PSOE y, a la espera de que llegue otoño, guarda silencio sobre su futuro y rehusa confirmar si optará a encabezar la lista.

En este panorama, el equipo de gobierno inicia el último curso del mandato sin sobresaltos y sin tener que requerir siquiera una gestión brillante para cubrir el expediente. No obstante, hasta el 26 de mayo de 2019, aún queda recorrido por delante.

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