Huelva

Un año perdido para la moda flamenca

  • El confinamiento les pilló en el inicio de temporada y la suspensión de ferias y romerías les ha dejado el negocio prácticamente a cero. Ofertas y tirar de ahorros, la única fórmula para resistir

Tienda de El Ajolí, que permanece cerrada desde marzo.

Tienda de El Ajolí, que permanece cerrada desde marzo. / Rafa del Barrio (Huelva)

La crisis del coronavirus se ha cebado con el sector de la moda flamenca. Ante la anulación de fiestas y romerías algunas empresas como es el caso de la onubense El Ajolí decidieron paralizar la producción y cerrar sus tiendas. La empresaria Susana Jiménez, gerente de El Ajolí, señala que con el confinamiento, decretado por el Covid-19, “entramos en Erte” y desde entonces “está todo paralizado, la tienda y el taller esta cerrado”.

Explica que al no celebrarse romerías, entre ellas la del Rocío, y ninguna de las ferias y fiestas contempladas en el calendario de la provincia onubense, “no tenía sentido mantener la tienda abierta”. La empresa tiene su establecimiento comercial en la capital onubense y el taller en San Bartolomé de la Torre. Indica que las clientas “no quieren el artículo si no hay romerías y fiestas”, con lo cual no hay encargos.

Jiménez subraya que la crisis del coronavirus ha afectado al sector de la moda flamenca al 100% y con la nueva normalidad, al no haber romerías y fiestas, no hay ninguna oportunidad de recuperación.

La gerente de El Ajolí apunta que antes de decretarse el confinamiento había “algunas ventas hechas” pero “las clientas no se han llevado los trajes, los han dejado para el año que viene”. Jiménez tiene puesta sus esperanzas en el próximo año, confía en que mejore considerablemente la situación y puedan retomar la actividad.

La situación no es diferente en el resto de Andalucía. Si la Feria de Málaga se hubiera celebrado este agosto –como la de Sevilla en abril o la de Jerez dos semanas después, y así todas, como el Rocío y las demás romerías de la primavera y el verano andaluces–, el negocio de la moda flamenca no habría dejado de disfrutar de su apogeo, de su buena salud. “No hubiera podido ni siquiera atender esta entrevista, estaríamos desbordados”, confiesa Miguel Ángel de Luna, uno de los dueños del negocio familiar Dos Lunas, en la calle Fajardo de Málaga.

Pero salvo algunas entradas esporádicas, el establecimiento está vacío. “Nos hemos quedado con la colección de temporada colgada, todo el stock estancado”, asegura. Tirar de ahorros, lanzar suculentas ofertas y diversificarse en la medida de lo posible es lo único que pueden hacer con el ánimo de dar la bienvenida a un 2021 en el que acabe la pesadilla. Porque este año ya está perdido.

“El Rocío, la Feria de Abril, las romerías, toda la campaña tanto a nivel provincial como autonómico no ha existido”, recalca Miguel Ángel. Y apunta que ahora “la venta que tenemos se basa en un mínimo de turismo, mascarillas para bodas y comuniones, algunos complementos de ceremonia, en septiembre tenemos una boda rociera, pero poco más”. Pero su negocio, en el que empezó hace más de 25 años, se basa en los trajes de flamenca “y el grueso está paralizado”.

Aun así, no se ha planteado el cierre. Que el local sea propio y no tengan que pagar alquiler ayuda a su permanencia. “No lo podríamos soportar con un alquiler de miles de euros”.

La esperanza es “volver a una normalidad absoluta, porque ésta no sirve a nuestro negocio, sin eventos de masas, sin ferias, nos extinguiríamos”. Así que el plan es “soportar lo que queda de año y empezar en enero del próximo con más fuerza si cabe”.

También confían en modas El Rocío recuperar cuanto antes un cierto atisbo de normalidad. “Estamos esperando que esto se reactive y empiece a funcionar”, comenta María Jesús Pérez, responsable de la tienda. La firma, con central en Granada, también trabaja ropa de baile y como algunas academias están funcionando tienen ahí un pequeño nicho de negocio.

Pero su estrategia principal ha sido lanzar buenas ofertas que pueden suponer hasta un 25% de descuento. “Se están vendiendo algunos trajes, quien es flamenco lo sigue siendo, la Feria volverá, no nos vamos a quedar así toda la vida y la gente aprovecha estos buenos precios, pero no tiene nada que ver con una temporada normal”.

Algunas bodas rocieras les están proporcionando clientes en estos meses de parón y las tiendas siguen abiertas para continuar dando el servicio al público que acostumbran. “Estamos haciendo lo posible por seguir adelante, eso sí que un día de primeros de agosto estaríamos trabajando a tope y con la tienda llena de gente”, reconoce María Jesús.

La pandemia les ha pillado en plena temporada, a un mes de comenzar las principales ferias y romerías. Rafael Ruiz es propietario de El Albero desde 2006. “Hemos salvado la campaña de comuniones pero los ingresos por el sector del flamenco están siendo cero, para mí y casi todo el gremio entero, llevo una casa de trajes camperos en Málaga y Granada y el 100% del comercio está a cero”, destaca Rafael. “Esto consistirá en tirar de ahorros, el que tenga, y aguantar hasta el año que viene, que también se espera flojo, pero al menos esperamos que arranque”, agrega.

A finales de febrero comienzan la campaña de la moda flamenca, que desde las primeras romerías hasta las últimas ferias que se celebran en octubre generan su principal volumen de negocio. En esta ocasión todo ha quedado en nada.

“Hemos podido salvar algo con las comuniones y gracias a la ayuda a los autónomos y a que hemos podido tener en Erte a algunos trabajadores, con eso hemos podido tirar”, destaca Rafael y subraya que el coronavirus ha supuesto “un frenazo en seco”. “El flamenco siempre va a estar y si hay feria la gente irá pero esto va a ser lento, aguantaremos lo que podamos, pero estaría bien que pensasen en nosotros a la hora de los impuestos, que no dan facilidades ninguna”.

Reajustar todos los gastos es la única manera que conoce para salir adelante. “Esto no se parece a la crisis de 2008 porque en la otra iba entrando algo, había público para comprar, lanzabas ofertas, te las ingeniabas, pero es que ahora, simplemente, no hay mercado”, añade el empresario. “Comprendo que sería una locura hacer una feria, y eso que es mi negocio, pero la verdad es que nos ha pillado de lleno”, destaca. Cuando entregue los trajes de comunión que tienen pendientes prevé cesar la actividad hasta enero.

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