COVID-19

Ya se puede entrar en las farmacias de Huelva sin mascarilla

Una señora sonríe al entrar en la farmacia porque ya no tiene que llevar puesta la mascarilla

Una señora sonríe al entrar en la farmacia porque ya no tiene que llevar puesta la mascarilla / Josué Correa (Huelva)

Después de que el Consejo de Ministros haya aprobado el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en farmacias y centros de salud, finalmente podemos decir que las duras restricciones contra la COVID-19 llegan a su fin. Aunque la enfermedad sigue existiendo, queda muy lejano aquel confinamiento del 2020 y una prueba más de ello es que la mascarilla deja de ser una parte imprescindible del outfit diario. 

Hoy, más de tres años después de que Illa declarase aquel 21 de mayo de 2020 que la norma del uso obligatorio de la mascarilla entraba en vigor, el BOE recoge el paso de la obligatoriedad a la recomendación, excepto en lugares considerados vulnerables, como las zonas de Oncología.

Esto se ha visto reflejado este miércoles en la ciudad de Huelva, donde el verano dejaba en esta cálida mañana la imagen de unas calles llenas de gente, yendo y viniendo, todas ellas sin mascarilla, algo inimaginable en aquel momento. No obstante, las opiniones de los onubenses respecto a la aprobación de la norma son muy variadas, encontrándonos todo tipo de reacciones.

En determinadas ocasiones, aunque las mascarillas ya no son obligatorias, hay quién decide seguir utilizándolas. El miedo es la principal razón. "Me gusta llevarla si voy a entrar en un sitio en el que haya mucha gente, porque yo he estado muy malita. Me he puesto todas las vacunas, pero tengo miedo", expone Belén, una vecina del centro de Huelva que se ha pasado muchos meses sin parar de entrar y salir del hospital, a causa de la pandemia. Ella, esperando en la cola del autobús, deja una distancia considerable con el señor que hay delante. "Me voy a sentir insegura y prácticamente desnuda, no sabemos lo que nos entra por las puertas", cuenta enfadada Isa Ducoy, enfermera del Hospital Juan Ramón Jiménez, que opina que en el ámbito sanitario la mascarilla no debería quitarse.

Sin embargo, la reacción general es la opuesta. La gran mayoría, aunque no sabía que hoy era la fecha tan esperada, ha mostrado su apoyo a la norma, cansada ya de tener que llevar lo que considera como "una molestia que ya no tiene ningún sentido", como comentaba Alonso González, joven madrileño que ha venido a pasar las vacaciones a la provincia.

A su vez, Esther Pedroso, farmacéutica, expone que en el hospital es diferente porque es un lugar al que acuden muchas personas enfermas a la vez, pero que la farmacia "es una tienda, al igual que un supermercado". Cuenta que aunque han intentado que la gente no accediese sin mascarilla a la farmacia estos últimos meses, con muchos han tenido problemas porque "ya la gente pasa" y han preferido dejar entrar a que se fueran sin querer comprar. 

Conforme nos acercamos a la zona de la clínica HLA Los Naranjos, la sensación de que el Coronavirus ha acabado desaparece, imponiéndose la imagen de transeúntes dirigiéndose con mascarilla hacia sus puertas. Una pareja que sale del edificio explica que aunque no conocían que la norma había cambiado, la llevan porque no quieren contagiar, ya que "estamos enfermos y cuando alguien así acude a un centro de salud pone en riesgo a los demás", explican, aunque cuando giran la calle se la quitan y la guardan.  Cuando entramos en el centro de salud la recepcionista mira extrañada: "¿no lleváis mascarilla?. Confiesa que no le ha llegado ninguna información acerca del fin de la obligatoriedad. "Que se la ponga quién se la quiera poner", resuelve.

Y es que al final, está en lo cierto, y quiénes llevarán la mascarilla serán a partir de ahora, únicamente aquellos que decidan llevarla. No obstante, el BOE recomienda su uso siempre buscando proteger a las personas vulnerables.

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