La ley del silencio se impone en La Canaleta
La música en directo ha desaparecido y hay chiringuitos que han notado una bajada de clientes. El incremento del pago por aparcar en la zona no ayuda tampoco a una zona que se había puesto de moda en Punta Umbría
Reabre el restaurante Casa Diego Canaleta en una nueva localización de Punta Umbría
Lo primero que sorprende este año al llegar a la Canaleta es el silencio. La zona, acostumbrada al ruido, al jaleo y a la música como algo inherente a la llegada del verano, este año vive instalada en el mundanal silencio nocturno y en el volumen del claxon de los coches. Hoy, el máximo decibelio que se alcanza es el provocado por la voz humana a la llegada de la tarde.
Son las seis de la tarde. Los chiringuitos cercanos a la Canaleta del municipio costero se encuentran sin música salvo el establecimiento 'Casa Diego', que directamente está clausurado. De momento, los vecinos van ganando.
Ahora, además, tienen una batalla paralela. Desde las 00:00 de este viernes, ha entrado en vigor la nueva normativa que regula la zona O.R.A en la zona. La principal consecuencia es que los aparcamientos de uno de los lugares más turísticos del pueblo durante esta época estival pasan de ser zona naranja a zona verde, es decir, será más caro aparcar el vehículo.
Los veraneantes de la Canaleta se encuentran indignados por el cambio de color en los aparcamientos y en la plaza no se habla de otra cosa. Acusan al Ayuntamiento de "represalia", ya que fueron los vecinos los que destaparon 'la caja de Pandora', que por el momento, obliga al alcalde de Punta Umbría, José Carlos Hernández Cansino (UPU), y a la exalcaldesa Aurora Águedo (PSOE), a declarar en calidad de investigados el próximo 8 de octubre por supuestos delitos de prevaricación administrativa al dictar "diversas resoluciones que de manera grosera, evidente y clara obvian la legalidad vigente en aras de un supuesto interés general y público que ellos se reservan la potestad exclusiva de apreciar", según el auto realizado por el juez del Juzgado de Instrucción n.º 4 de Huelva que también ha llamado a declarar al propietario de 'Casa Diego', Diego Orta, por un posible delito contra el medio ambiente.
El chiringuito, que acumula varias denuncias administrativas por exceso de ruido, se encuentra cerrado y con un aspecto evidente de abandono. El único superviviente es un guardia de noche que vigila que nadie robe ni las escasas botellas de alcohol que quedan sobre la sucia y polvorienta barra, ni la escoba colocada de adorno en señal de que allí habita alguien. El establecimiento fue clausurado a principio de mes por orden municipal. "Llevábamos mucho tiempo pidiendo a Diego que bajara la música, pero se creía intocable", cuenta a Huelva Información uno de los vecinos denunciantes.
Unos pasos más adelante, a las siete de la tarde, en el Chiringuito El Tabla la situación no es especialmente halagüeña. Al momento de realizar la visita se encontraban en el local dos camareros, el dueño, y los familiares de éste, pero ningún cliente. José Camacho, conocido como Pepe 'El Tabla', dueño del establecimiento reabierto recientemente tras el incendio sufrido en abril de 2024, lamenta la situación y explica que "este sí tiene todos los papeles, pero el anterior no tenía licencia de apertura. Antes no hacía falta nada de eso".
El hostelero, además, se muestra visiblemente afectado por la situación: "Nada más que hemos tenido un fin de semana fuerte, y ahora mismo Punta Umbría, que siempre ha sido alegre, está muerta". Este no era el único chiringuito que no contaba con licencia de apertura hasta hace muy poco, ya que el auto del juez recoge un informe del arquitecto municipal del año 2021, en el que ya advertía que "la situación actual de los chiringuitos resulta a todas luces caótica y de compleja resolución, pero lo que es indudable es que los chiringuitos existentes (a excepción del n.º 1) carecen de cualquier cobertura legal y se encuentran en funcionamiento sin la preceptiva licencia de apertura".
Otra situación distinta es la que tiene el chiringuito 'El Mosquito', situado a unos 200 metros de los vecinos y cuya afluencia de público es similar a cuando contaban con música. Aun así una empleada asegura a Huelva Información que ha pasado de trabajar lo máximo legal permitido a tan solo cinco horas el fin de semana. El establecimiento emitió un comunicado el domingo asegurando que suspendían de forma provisional las actuaciones musicales, pero que mantenía el resto de su programación cultural, con talleres, ludotecas y actividades para toda la familia.
En el chiringuito 'Miramar' tampoco han acusado en exceso la cancelación de sus conciertos. El local, que contaba con una actuación un día a la semana, sigue funcionando con afluente público. Ninguno de los dueños han querido dar declaraciones y ambos se han remitido al comunicado.
"Al final, por el exceso de uno, nos hemos visto afectados todos". Así explica el dueño de uno de los chiringuitos de Punta Umbría las razones que le han llevado a tomar la decisión de cancelar su programación musical por carecer de licencia de música en el exterior.
"Nosotros sabíamos que las dos horas que duraba el concierto aquello era ilegal, pero nunca había pasado nada", explica a Huelva Información otro de los dueños de un conocidísimo chiringuito del municipio. "Lo que tenemos que hacer ahora es ponernos de perfil, intentar sacar el verano, y ya para el que viene veremos", concluye.
Por su parte, la implantación de la zona O.R.A. verde a razón de 7 euros al día de 10:30 a 19:30 ininterrumpidamente durante lo que resta del mes de julio, el mes de agosto y la primera quincena del mes de septiembre no ha gustado nada a los vecinos. Aunque la corporación municipal alega que el objeto de la medida es "ordenar adecuadamente el uso del espacio público, facilitar la rotación de vehículos y evitar el colapso circulatorio”, los habitantes están convencidos de que se trata de una represalia por parte del Consistorio ante la imputación del primer edil.
Tres amigas, sentadas en un banco de la plaza a la caída de la tarde comentan la situación . "Casa Diego lleva, al menos, recibiendo denuncia los últimos seis años", aseguran. Explican que al principio era un concierto a la semana, y que poco después fue aumentando el número hasta que las actuaciones musicales eran ya de "martes a domingo" todas las tardes y algunas noches. Bajo la fórmula 'El Tardeo' mantenía el bar abierto y empezaba a servir copas mientras los clientes disfrutaban de actuaciones en directo. "Él antes daba comidas y cenas nada más. Si hubiera puesto un concierto una vez a la semana, pues te aguantas y ya está, pero cuando es todos los días....", opina una de las firmantes. "Además, el plástico que ponía para que no le entrara arena también contribuía a que retumbara la música todavía más", corrobora otra vecina. La última apunta: "Ahora el tema está en manos del juez, y nosotras descansando como nunca".
La Canaleta es uno de los símbolos de Punta Umbría. El lugar donde muere la ría y nace la playa lleva varios años protestando por los excesos de ruido de los chiringuitos aledaños, especialmente de 'Casa Diego'. Las denuncias se han acumulado, al igual que el malestar vecinal, y han llegado a manos de un juez que ha visto indicios de prevaricación en los dos últimos gobernantes de Punta Umbría. La Justicia tendrá la última palabra.
De momento, hay silencio, pero la tensión en las relaciones entre el establecimiento, la comunidad local y las autoridades municipales por controlar el ruido empieza a ser una guerra sonora.
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